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ATLÉTICO DE MADRID

La Copa en el Atlético de Madrid deja cinco señalados

Atlético de Madrid: Moyá, Gameiro, Koke, Correa... nombres propios que deja, para mal, una eliminatoria que en el minuto 79 de la ida era rojiblanca.

Madrid
Correa, uno de los damnificados en el Atlético tras el partido de Copa ante el Sevilla.
Correa, uno de los damnificados en el Atlético tras el partido de Copa ante el Sevilla. Toni RodríguezDIARIO AS
LALIGA

La eliminación del Atlético en la Copa del Rey, por el Sevilla, deja al Atlético, por primera vez en enero con Simeone, sin Champions, sin Copa y con la Europa League como único título por el que pelear. Ha fallado donde no se esperaba. Ante el Qarabag, campeón de una liga menor que la española, la de Azerbaiyán, en Champions, y ante el Sevilla de Montella en la Copa del Rey. Un equipo que, en la ida, llegaba al Wanda Metropolitano desdibujado y sin apenas esperanzas. Lastraban sus números en Liga: había sumado sólo un punto de 15 posibles, en seis jornadas. Ida y vuelta de cuartos después, es el primer semifinalista de esta Copa.

Una Copa que deja, por primera vez, detalles desconocidos en un Atleti del Cholo. Falta de intensidad y coraje o un gol en los primeros 26 segundos de una vuelta... en la que necesitaba dos goles. Un año después de la de la semifinal ante el Barcelona en Copa, donde el Atleti también necesitó dos goles y salió a presionar, a morder, a remontar, aquel partido pareció jugado por otros, no por ellos, los mismos. Aunque con brotes (el peligro que llevó Vrsaljko en todos sus centros, aunque no encontró rematador, el gol de Griezmann, Saúl siempre) la eliminatoria deja un suspenso general, y cinco nombres propios. Estos.

Moyá:

Antes de encarar los cuartos, una de las dudas del Cholo estaba en la portería. ¿Oblak, su portero titular, frontón que todo lo devuelve? ¿O Moyá, aquel que siempre, siempre, siempre había cumplido perfecto, impecable? Fue Moyá. La eliminatoria cambió para siempre en el minuto 80 de la ida, con ese palmeo hacia dentro de un centro de Navas por la derecha que tocó en Lucas, y se envenenó, pero se iba fuera. Emborronaría un partido hasta ese momento soberbio del portero del Atlético, que había salvado un mano a mano ante Joaquín Correa y sacado un balón a la escuadra de Escudero. Pero todo acabó ahí. En el minuto 80, con el viento de cola empujando al Atleti, gol de Costa, se hizo un autogol y el Atleti comenzaría a bajar la rodilla en los cuartos, aunque aún quedasen por jugar cien minutos. Y cuatro goles que recoger de su red. El segundo sería en la misma ida. Los tres siguientes ayer. No tuvo grandes paradas, tampoco graves errores. En el segundo pudo volver a voltear toda la eliminatoria, adivinando adonde le enviaría Banega el penalti. Se lanzó a su izquierda, la base del poste, pero llegó tarde. Le faltó medio dedo, media uña, para detenerlo. En dos partidos encajó cinco goles, tres menos que Oblak en los 19 de la primera vuelta de la Liga.

Gameiro:

Si aún quedaba un hilo de fe en su fichaje, sus 67 goles ante el Sevilla, los tres años anteriores de vestir rojiblanco, se quebró ayer, en el Pizjuán precisamente. De nuevo, como ante el Barcelona en la vuelta de la semifinal de Copa hace un año, en la ida de las de Champions la temporada pasada ante el Madrid, tuvo una oportunidad de hacer un gol que cambiaría el partido, y quizá todo... Pero le siguió faltando algo. Si a menudo es pie, ayer fue cabeza. Dos milímetros para cabecear otro de los centros de gol que Vrsaljko envía cada partido desde la derecha. Queda una semana de mercado de invierno. Él no quiere irse, quiere quedarse, pero...

Koke:

No ha sido Koke. Imprescindible siempre, ese futbolista que corre, siempre el que más, se faja, también, y tiene, además, metrónomo en el pie para encontrar pasillos donde sólo hay piernas, no ha sido Koke. En la ida, una pérdida de balón suya provocó las ocasiones más claras del Sevilla en la primera parte y un gol en la segunda. Esa que terminó en los pies de Navas, que envenenó Lucas, que se coló Moyá. Simeone le cambiaría justo después, le haría suplente en el siguiente partido, de Liga, ante el Girona, quizá por descanso, quizá por castigo. Ayer volvió a ser titular. Sólo en los veinte minutos finales de la primera parte logró bajar el balón al suelo ante Nzonzi y Banega y ser Koke, encontrar esos pasillos que sólo sus botas ven. El Atleti, cómo no, mejoró. En la segunda parte se apagó, como todos los demás. Intrascendente, no volvería ese Koke, aunque jugó los 90 minutos.

Correa:

Suplente en la ida, titular en la vuelta, tuvo el gol cuando la eliminatoria el Atleti aún podía levantarla, quedaban minutos, sólo otro gol. Fue después del 2-1 de Banega. Solo, ante Rico, toda la red ante él se hizo pequeña: disparó mal, bajo, detuvo el portero con su pierna. Tiene minutos, oportunidades y ese fútbol diferente que tantas veces resuelve partidos. Ha jugado ya 1.640 minutos en los seis meses que se llevan de esta temporada, sólo 279 menos que todos lo que jugó la temporada pasada (1.919). Le sigue faltando ese paso adelante que, en julio, le pidió el Cholo, hacerse imprescindible, con goles como el que pudo marcar ayer, que pudo cambiar el color del ganador de estos cuartos.

Simeone:

Ya no estaba, expulsado por el árbitro, pero estos cuartos de final de Copa de ayer tuvieron el mismo final que los de hace dos años, cuando el Atleti caía ante el Celta. La grada rival pidiéndole un jugador. Entonces Augusto, ayer Vitolo. "La responsabilidad de la Champions y de esto es mía", asumió en rueda de Prensa. Desde su pizarra lo intentó, pero el Atleti perdió el partido, quizá, en eso que tanto lo define y que ya no depende de su tiza: el coraje, la intensidad. Inaudito el error de concentración ayer cuando, sacando del centro, a los 26 segundos encajó un gol... necesitando hacer dos (no cambiaría nada, seguiría necesitando lo mismo, aunque ahora no para la victoria, sino para forzar la prórroga). En el movimiento de Saúl al lateral izquierdo, para darle a su zancada toda la banda, fue, sin embargo, lo mejor de la vuelta. El canterano brilló, fue lo mejor... pero cometió un error que terminaría, ahora sí, por desgracia, de empujar al Sevilla a semifinales: atropellar a Correa en su área, derribarle, mientras al fondo Martínez Munuera pitaba penalti. Cuando el balón se estampó contra la red de Moyá a los cuartos aún le quedaban 42 minutos, pero su Atleti ya los había perdido. En este enero con Costa y Vitolo, al fin, "los fichajes". Pero Costa, que marcó en la ida también se lesionó y ayer no jugaba y a Vitolo, el reencuentro, le llegó demasiado pronto, tras una salida traumática de Nervión.