Brendan Rodgers fichó por el Liverpool en el verano de 2012 tras una buena experiencia en el banquillo del Swansea . Su etapa al cargo del equipo inglés duró hasta 2015, cuando fue destituido por una mala racha del equipo en las ocho primeras jornadas de Liga. Años después se sincera y cuenta su tiempos a cargo de los reds. Rodgers tuvo que ser hospitalizado tras su salida. "Sentí que tenía problemas internos. Recuperé la energía y la felicidad". Ocho meses después ha vuelto a los banquillos y actualmente comanda el Celtic de Glasgow .
"Recibí una llamada el domingo por la noche. Los propietarios sintieron que tenían que hacer un cambio. Acepté la decisión, y desde ese momento ya no era el técnico del Liverpool. El lunes me ofrecieron otro trabajo. Pero sentí que no era el momento. Necesitaba escapar. Liverpool había sido una montaña rusa emocional. En un club tan grande, uno de los mejores del mundo, incluso los buenos días son difíciles. Disfruté cada minuto de eso, pero me pesó. Quería irme y reflexionar sobre mi tiempo en Liverpool, pero también recuperar dos elementos claves para vivir: energía y felicidad", admitió el técnico.
"Fue el apagar el motor en el fútbol por un tiempo. Pasar un tiempo con mis hijos, viajar con mi esposa y luego volver al fútbol en el nuevo año. Fui a España una semana. Luego volví y volé a Duba, donde me llevaron de urgencia al hospital. Realicé todas las pruebas. Sentí que tenía algunos problemas internos, pero luego profundizaron en lo que había vivido en los últimos tiempos y lo reconstruyeron todo. Simplemente mi cuerpo estaba tan tenso, tan apretado, por todo lo que había pasado al terminar mi tiempo en Liverpool", sentenció.