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REAL MADRID

Salazar-Simpson: “El Madrid era como un hijo para Bernabéu”

Bernabéu es la figura más influyente del Madrid. AS charló con el director de ‘Bernabéu’, película sobre su vida que se estrena el viernes.

Ignacio Salazar-Simpson, director de ‘Bernabéu’.
Ignacio Salazar-Simpson, director de ‘Bernabéu’.Emilio Cobos

¿De dónde surge la idea para dirigir ‘Bernabéu’?

Nace cuando nos damos cuenta de que Santiago Bernabéu es un personaje muy conocido pero del que la gente sabe muy poco. En mi familia somos socios del Madrid desde mi abuelo. Joaquín Andújar, el guionista, me propuso la idea. Según fuimos indagando me pareció fascinante, acabé enamorado del personaje.

¿Qué es lo que le caló?

Representaba una época, unos valores y principios que hoy se han perdido. La amistad, la lealtad… Fue capitán, entrenador unos meses y luego su propia junta directiva le nombró presidente vitalicio. No se ha vuelto a dar algo así.

La película dura 75 minutos y todo el material es histórico.

Ha sido una labor de tres años. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que hasta los setenta todo se grababa en cintas magnéticas que se borraban para ser reutilizadas. Al principio la película duraba tres horas, utilicé cinco o seis documentalistas, dos montadores distintos, cambié el inicio, que empezaba con el minuto de silencio por Bernabéu justo antes del Mundial de Argentina, cambié también el final… Un enorme puzzle.

Suena a labor titánica...

Investigamos todo. Desde la Filmoteca Nacional al Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares, donde están los Archivos de Indias. Tienes que tocar los documentos con guantes (ríe). Miramos periódicos extintos como El Alcázar, colecciones particulares de fotógrafos de la época... Aún así, hubo anécdotas maravillosas que no pude incluir porque no tenía con qué plasmarlas.

¿Qué es lo que más le dolió dejar fuera del montaje final?

Una secuencia que tiene que ver, precisamente, con AS. Bernabéu no sabía que tenía un cáncer avanzado, sus allegados no se lo habían querido decir. Y se enteró porque leía el AS, que ya estaba publicando un serial con el título ‘¿Quién será el sucesor de Bernabéu?’. Tras el tercer capítulo, interrogó a Antonio Calderón: “¿Es esto verdad?”. Calderón se echó a llorar y ahí Bernabéu supo que iba a morir. Al día siguiente se encerró en su casa y ya no salió más… Me pareció emotivo, pero también un poco morboso. Por eso lo eliminé.

El film recoge una curiosa cita del Marqués de Tortosa, amigo del padre de Bernabéu. Vaticinaba que Santiago, aún un niño entonces, “iba a ser un desgraciado”. Menudo ojo.

La frase termina con un “y carece por completo de ambición” (risas). Era el octavo hijo y durmió con su madre hasta los siete años. Cuando ella muere, es saltar a la vida de golpe. Con 20 años muere también su padre y tampoco tendría luego hijos. Mi teoría es que por eso se abrazó al Madrid, era su familia. Para él, el Madrid era como un hijo.

¿Ha sido Bernabéu el mayor visionario de la historia de nuestro fútbol?

Hizo cosas muy importantes. Reconstruyó al Madrid tras la Guerra Civil y se le ocurrió levantar ese estadio enorme en plena posguerra, algo dificilísimo. Lo logró con esa brillante idea de que fueran los socios los que ayudasen a financiarlo. Luego fichó a Di Stéfano, que cambió la manera de jugar al fútbol, un movimiento definitivo...

Y crear la Copa de Europa.

Se lo propuso L’Equipe primero al Barcelona, pero ellos querían apostar por la Liga Catalana. Al final llamaron a Bernabéu un martes y ese mismo jueves ya estaba él en un hotel de París sentando las bases de la futura competición…

¿Qué pensaría del fútbol actual?

No sé yo si no estaría asustado... Él insistía en que no se podía perder la diversión, ese espíritu amateur. Que si él veía eso desaparecer, “dejaría de ser el patrono”. Porque, en el fondo, fue lo que él vivió como futbolista. En los inicios del siglo XX eran un grupo de amigotes que se divertían con el fútbol, bebían, fumaban...

Hábleme de la ‘teoría de la jeta’...

Bernabéu se fiaba mucho de su instinto, en la primera impresión que alguien le daba cuando lo miraba. Lo gracioso es que él mismo decía, con retranca, que con las mujeres no le funcionaba. Pero gracias a esa intuición se rodeó de una guardia pretoriana que fue esencial. Raimundo Saporta, Agustín Domínguez y Antonio Calderón, que hacía el papel de poli malo… Una organización impecable.

De Bernabéu llegó a decirse que fue de todo menos balón.

En el Madrid, desde luego. Y sin llevarse un duro. En la película mostramos los terrenos anexos al estadio que le ofrecieron a 8 pesetas el metro cuadrado. No los quiso para no lucrarse gracias al Madrid. Eso valdría hoy una fortuna. Era abogado, ayudaba a todos y sin cobrar. Se mantenía de unas pequeñas tierras que heredó, vivió en Madrid de vender plata, helados… Ya como presidente, si cogía un periódico de las oficinas del club, iba a la caja a pagarlo. Tenía principios, era coherente con ellos y el no deberle nada a nadie le otorgaba una libertad para decir lo que quisiera sin tener que agradar.

En un momento de frustración llegó a decir que la afición del Madrid era “un tumor”.

Quería que la gente disfrutara, pero veía que el Bernabéu era un equivalente a Las Ventas. Un público duro. Se deprimió y dijo eso al ver que la afición abucheó al equipo porque se relajaron cinco minutos… cuando iban ganando 4-0. Para él, lidiar con tanta exigencia, también de la Prensa, fue agotador.

Impacta escucharle, en su última entrevista, decir que los diez días más felices los pasó en un ballenero, viendo el atardecer y los delfines...

Buscaba la soledad. Seguía dirigiendo el club pero, para él, Madrid ya no era lo mismo. Se quejaba de que la gente ya no se saludaba en las calles. Por eso se recluyó en Santa Pola. Decía que, para él, primero estaban los árboles, luego los animales y después las personas.

El preestreno de ‘Bernabéu’ será en el estadio Santiago Bernabéu. El cierre del círculo.

Era mi ilusión, se lo pedí al club y finalmente accedieron. Butragueño la vio en Valdebebas y le encantó. También la ha podido ver Ignacio Bernabéu de Yeste, sobrino-nieto de Santiago, y acabó llorando. Se emocionó tanto que me pidió ocho entradas para el preestreno...

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