El Villarreal abate a Ayestaran
Levante - Villarreal en directo: LaLiga Santander en vivo
Hace año y medio, cuando este diario desveló que el Atlético negociaba con Bakambu, algunos amigos colchoneros se echaron a llorar. Entonces era de risa. Ahora esos mismos reconocen que es de pena. El congoleño, con ocho tantos en LaLiga y tres en la Europa League, es hoy una de las sensaciones de la temporada. Sólo Messi marca más goles que él. Ante Las Palmas volvió a solucionar el partido en el 48’ con tres de las cosas que mejor hace: desequilibrar, abusar de su potencia y finalizar con maestría. Bigas aún le está buscando. Él sólo hizo uno de los goles del partido pero, como casi siempre, el más importante de todos. El Villarreal le compró hace dos años por ocho millones. Y hace nada tuvo que renovarle hasta 2022 porque su precio se ha disparado tanto como las aspiraciones del Submarino.
El Villarreal barrió a su adversario liderado por su estrella, pero no tuvo una mañana de domingo tan fácil como parece. Salió como un rayo, aunque mezclando demasiado la alta intensidad con la recurrente precipitación. A Las Palmas le costó bastante más entrar en el partido. A su mala racha y a los achaques se unió que al segundo minuto ya luchaba contracorriente por la lesión de Oussama. Trigueros aprovechó el desconcierto rival para buscar grietas a la espalda. El Submarino estuvo cerca del golpear psicológicamente a Las Palmas con un gran baile de mediapuntas, pero perdonó. Fue entonces cuando Viera entendió que debía descolgarse unos metros para ir en busca del balón mientras que Remy, recién salido sin calentar, comenzaba a carburar. Gracias a ellos, el partido se igualó por momentos. Las Palmas por fin volvía a su hábitat: posesión, rabonas y hasta colas de vaca.
Cualquiera pudo marcar en ese primer tiempo. Y, sin embargo, ninguno lo consiguió. El Villarreal por falta de puntería. A Bacca le falta aún un punto de cocción para romper como sabe, para finalizar como suele y para sacar petróleo cuando debe. Un ejemplo: le hicieron un penalti en el 46’, pero prefirió seguir corriendo sin dejar que la corriente lo derribase por la obsesión de marcar. Las Palmas echaba mucho de menos algo más de Vitolo, en plena pretemporada. Lo mejor hasta ese momento lo ponían los porteros. Se alternaron el protagonismo. El agobio inicial de Chichizola se trasladó al área de Barbosa, tercer guardameta hace nada y en la actualidad brillante salvador. Si Chichizola había llegado a deprimir a Bacca y Bakambu, Barbosa sacó dos manos a Viera providenciales.
El segundo tiempo trajo consigo de nuevo el desequilibrio. A la primera jugada de peligro, Bakambu se sacó de la manga una bicicleta dentro del área de la que se sirvió para ver a Bigas por el retrovisor y para doblar las manos de Chchizola. Las Palmas, lejos de reaccionar, se vio sobrepasada por los miedos. El vértigo de estar abajo, qué cosas, es más molesto que el de vivir arriba. El Villarreal, seguro con el 1-0, observó ese temblor y se lanzó a por más. Bacca pudo sentenciar en el 64’ tras dos amagos de clase y un toque sutil que se estrelló en el travesaño. El Villarreal estaba decidido y siguió golpeando en busca de la tranquilidad. Por insistencia, encontró el premio cuando menos lo esperaba: con un zurdazo de Mario desde la frontal en el 65’. Las Palmas era ya un equipo descompuesto. Prueba de ello es que Ximo Navarro se marcó al minuto un golazo en propia puerta. Ayestaran, con su décima derrota consecutiva en LaLiga entre su paso por las islas y el Valencia, no sabía dónde meterse. Lejos de resucitar a un equipo herido, está contribuyendo sin poder remediarlo a su lento y doloroso hundimiento. El gol final de Sansone, más propio de un entrenamiento, resume a la perfección su drama.
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