El récord de remates y de desatino en la era Quique
Los 20 chuts sin goles del Espanyol ante el Levante acentúan una tendencia grave en esta Liga. Los seis disparos de Baptistao también suponen una plusmarca.
Aunque se trata de un problema de ejecución y no conceptual, lo que resultaría más preocupante, no deja de inquietar la poca puntería del Espanyol en esta Liga. Sus siete goles en ocho jornadas no son fruto de la escasa llegada, sino de un desatino que se sublimó contra el Levante. Los 20 remates sin goles (seis a puerta, 14 fuera) constituyen el récord tanto de chuts como de falta de acierto desde que Quique Sánchez Flores es el entrenador perico.
Lo que podría parecer anecdótico en realidad supone una tendencia, ya que el récord hasta ahora lo conformban los 17 remates de la segunda jornada, ante el Leganés. Si bien es cierto que la goleada ante el Deportivo revirtió esa sequía (cuatro tantos para los que se necesitaron otros tantos 17 disparos), no lo es menos que el Espanyol este curso necesita más de 14 chuts para conseguir un gol. Justo el doble que la temporada pasada. Y el dato precisamente perturba porque una de las características del conjunto de Quique era su fiabilidad ofensiva: mucho gol en pocas llegadas.
De hecho, no hay más que comparar el arranque de esta temporada con la anterior. Diez remates necesitó el Espanyol en Sevilla para anotar cuatro dianas, siete contra el Málaga para hacer dos o cuatro en Anoeta para al menos materializar un gol. Una tendencia que se repitió a lo largo del curso. Solo en casa ante el Valencia, en la penúltima jornada, dispuso el equipo de Quique de 15 o más remates sin introducir ninguno en la meta rival.
Capítulo aparte merece Leo Baptistao. Nunca un jugador del Espanyol de Quique había dispuesto de seis disparos en un mismo partido, como le sucedió ante el Levante al brasileño, con tan mala fortuna que los envió todos fuera. Más preocupante sería que no chutara.
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