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UN ESPAÑOL AL FRENTE DE BÉLGICA

Roberto Martínez: “Ganar el primer título es una cosa más mental que de capacidad”

A Roberto Martínez le está saliendo una carrera muy ‘sui generis’. Marchó como futbolista a Inglaterra antes de llegar a nuestra Primera División, entrenó en la Premier y se le conoce como el “entrenador británico nacido en España”. Ahora es el seleccionador belga.

Actualizado a
Roberto Martínez.
ERIC LALMANDAFP/Getty Images

Llega a Bélgica en agosto del 2016, tres meses después de marcharse del Everton. No es un camino habitual.

Me llamaron para hacerme una entrevista de trabajo, redujeron la lista a cuatro o cinco candidatos y creo que al final quedamos tres. Quería traer a mi gente, con la que he trabajado durante once temporadas, y después buscar colaboradores del fútbol belga y, alguien como Thierry Henry, gente que pudiese aportar algo muy específico para el fútbol internacional.

Entre todas las ofertas que recibió, ¿por qué Bélgica?

En el Everton entrené a tres jugadores belgas, Kevin Mirallas, Marouane Fellaini y Lukaku, los tres muy diferentes pero muy competitivos. Me tenía muy intrigado saber dónde se forman estos jugadores. En la Federación hay el mismo dinamismo que en un club de fútbol: si se quiere hacer algo se busca la solución y la respuesta es muy rápida. Además, la Federación y la Liga trabajan mano a mano, comparten gente y recursos, una de las grandes virtudes del fútbol en Bélgica. Hay mucho análisis, muchos programas que se adaptan a la actualidad siempre en busca del progreso de los jóvenes. Es algo que estoy disfrutando muchísimo. Y ya llevamos trece meses.

¿Por qué escogió a Thierry Henry?

Carga con cosas que quizá ni él sabe pero que son muy útiles. El 95% de nuestros jugadores juegan fuera de Bélgica. Sólo en la última convocatoria había dos de casa. Y de los 25 o 26, 24 son estrellas. Son jugadores que marchan, que crecen mucho y tienen roles muy importantes en equipos importantes de Europa. Luego regresan a la selección y a casa, y la expectativa que traen con ellos es enorme. Se espera de este grupo algo parecido a lo que se esperaba de la selección francesa de la generación de Henry, que no habían ganado nunca un título importante. Es una persona apasionada del fútbol que sabe llevar muy bien sus experiencias a una metodología de trabajo, que conecta muy bien con los jugadores, y con una gran inteligencia futbolística.

Los jugadores tienen que darse cuenta que no saben nada antes de ser buenos entrenadores. ¿Pasó Henry esa fase?

Su carrera fue muy rica en experiencias, no es alguien que haya estado instalado en su zona de confort. Se marchó de la liga francesa a Italia, desde Italia se fue a Inglaterra, de allí a Barcelona, a un fútbol totalmente diferente, después a la MLS. Creo que cuando se retiró era muy consciente de que quería comenzar desde cero y ver el fútbol de una manera diferente, nunca ha tenido el síndrome del exjugador. Le entusiasma lo que estamos haciendo y el grupo con el que trabajamos.

Tras intentar establecer al Everton en la élite, tuvo que dejar el trabajo en mayo de 2016. Debe ser duro pero, ¿trece meses después ya se ha recuperado?

El fútbol comporta estas normas. Si quieres estar involucrado en este deporte debes entender que no puedes controlar el periodo en el cual trabajarás. Puedes intentar ganar el máximo número de partidos, y eso garantiza tener un poco de tiempo y paciencia, pero la única fórmula es tener intensidad todos los días. Si tú haces todo lo que puedes, intentas tener la claridad de saber a dónde quieres llegar, y trabajas duro por eso, el que se acabe antes de tiempo o no, no te tendría que afectar. Si te quedas pensando en el por qué no te deja crecer o ser mejor en la siguiente experiencia. Debes hacer un poco de autocrítica y pasar a lo siguiente. He tenido mucha suerte de poder entrenar 265 partidos consecutivos en Premier, eso te da una experiencia fuerte, y en trabajar en varios clubs durante diez años consecutivos. Ahora ya estamos en el siguiente periodo.

Le caracteriza esa manera de mirar las cosas: de todo sale algo positivo. ¿La derrota ante España en su primer partido también le sirvió?

Aquel amistoso fue esencial porque aprendí muchísimo de nuestros jugadores. Descubrí también que el equipo nacional es muy importante para muchísimas familias. Vimos que en el partido ante España había muchas emociones que todavía se traían de la Eurocopa de Francia, que había mucha frustración, y mucho dolor, pero que los aficionados realmente tienen un cariño especial por este equipo y por esta generación.

¿Hay algo de la historia reciente de la Selección española que pueda aplicar a la belga?

Claro que se aprende. Ganar el primer gran campeonato es más una cosa mental que de capacidad o de habilidad. Pero el fútbol belga es muy diferente al fútbol español. Este es un país muy pequeñito de once millones de habitantes, pero con una gran cultura futbolística y un trabajo detrás de unos 15 años que ha sido muy inteligente, muy estructurado y que ha dado los jugadores que tenemos ahora.

¿La variedad cultural se traslada también al campo?

Sí. Esta es la parte de la que estoy disfrutando muchísimo, es muy bueno poder tener esta diversidad en el vestuario. La capacidad de un jugador de Valonia con un jugador flamenco y un jugador de ascendencia africana, es una mezcla fantástica, tienes que encontrar un término común para intentar ganar un partido de fútbol. En Bélgica hay tres idiomas oficiales, pero el fútbol lleva a que todo el país se una, es bonito cuando ves que todo el mundo empuja en la misma dirección. La diversidad nos hace más fuertes. Estoy aprendiendo francés y flamenco, es necesario para entender dónde estoy.

¡Qué gran experiencia para su familia!

Vivimos en Waterloo, qué es zona valona, y es increíble ver a los críos a los cuatro o cinco años que ya hablan tres y cuatro idiomas. Esta es una de las razones por las que el jugador belga viaja tan bien y se adapta a diferentes ligas, porque están acostumbrados a vivir en una comunidad de diversidad y de mucho respeto. La mayoría de los jugadores hablan tres idiomas: inglés, flamenco y francés, y esto te abre la mente de forma muy diferente de cuando sólo tienes una forma de hacer las cosas y un solo idioma.

¿Existe una esencia belga en el fútbol pues?

Nuestra selección necesita el balón y somos un equipo que quiere este juego técnico, mezclado con la fuerza de un Lukaku o Witsel. Hay que combinar todo lo que tenemos

La potencia de la selección, ¿es producto del trabajo de la Federación o de una generación con mucho talento?

Es un grupo espectacular porque hay un proceso detrás. En España la gran fuerza es la situación de los filiales, que da a los jugadores de los 18 a los 21 años una oportunidad única para jugar con gente que ya está curtida, en partidos que los ayudan a desarrollarse. En Bélgica hay una estructura muy buena y mucho trabajo a nivel de cantera. Y después está la liga, en la que hay jugadores con 17, 18 o 19 años que ya juegan competitivamente. Y viajan, salen y empiezan a jugar en ligas muy importantes. Hay un salto importante desde que Phillippe Albert fue a jugar a la Premier, a ahora la cantidad de jugadores belgas que hay en Inglaterra, por ejemplo, pero también en Italia, en España, en Alemania, jugadores que marcan las diferencias donde van.

¿Pueden ganar el Mundial?

Queríamos clasificarnos y lo hemos hecho. Hemos sido la primera nación europea en conseguirlo, es decir que el trabajo se ha hecho bien, y ahora debemos intentar mantener la mentalidad de que podemos competir ante cualquiera. Estamos en manos del sorteo, y viendo cómo podemos aprender de las dos citas anteriores, Brasil y Francia.

¿De Bruyne y Hazard son dos de los diez mejores jugadores del mundo ahora mismo?

Lo que es bonito de esta selección es que los jugadores se conocen de hace muchos años. No es como un equipo que a golpe de talonario los compras, los traes y entonces se tienen que conocer y un poco se marcan el territorio. Es muy, muy diferente cuando regresan, tienen ganas de verse. Son grandes estrellas ahora, pero empezaron la relación cuando era jugadores con muchos sueños y ganas de convertirse en estrellas del fútbol. Eden Hazard, que representa al jugador de la Valonia, es muy diferente de la mentalidad de Kevin De Bruyne, que es un poco el representante de la zona flamenca. Pero se llevan muy bien

La media de edad está entre los 27-28, ideal para ganar cosas...

Más que la edad es la cantidad de partidos importantes que estos jugadores ya han jugado. Hay futbolistas que son importantes por esta experiencia, como Vincent Kompany, Thomas Vermaelen, jugadores que están en una muy buena edad. Y hay otros que siendo más jóvenes ya son líderes y ganadores, como De Bruyne, Hazard, Thibaut Courtois... Es la generación que lo hizo muy bien en los Juegos Olímpicos

¿Cuáles son sus grandes referentes como entrenador?

Cuando marchas de casa con 16 años, creces en Zaragoza, juegas al fútbol, luego te vas para Inglaterra, estás 21 años… haces una mezcla con todas tus experiencias, y coges lo que te gusta de todo lo vivido. En el fútbol, Cruyff ha sido la influencia futbolística más importante que he tenido. Pero la mezcla cultural que he tenido es muy grande: aprendí mucho de entrenadores como Arrigo Sacchi, Maturana, John Toshack cuando estuvo en la Real Sociedad... Pero la filosofía en sí que más me marcó, de ver cómo se podían cambiar cosas drásticamente con una visión clara a largo término, es lo que Cruyff hizo en el Barcelona.

¿Le gustaría trabajar en España?

El entrenador tiene una labor muy diferente a la del manager que tanto he disfrutado. Pero en el fútbol soy muy del día a día. Si me hubiesen dicho hace cuatro años que me estaría preparando para ir a un Mundial... Lo que sí es importante es que desde los 16 años siempre he tenido la suerte de poder viajar, hacer las cosas que me gustan.

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