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 Spain is already qualified for the 2018 World Cup in Russia.  / AFP PHOTO / THOMAS COEX
Spain is already qualified for the 2018 World Cup in Russia. / AFP PHOTO / THOMAS COEXTHOMAS COEXAFP

Nueve victorias y un empate. España cerró con final feliz en Israel una inmaculada fase previa que le lleva al Mundial como uno de los mejores conjuntos de Europa, a la espera de lo que diga el ránking FIFA de cara al sorteo. Un partido gris y con pocos alicientes, más allá de ver a jugadores menos habituales, lo aclaró Illarramendi con un zambombazo tardío, una muestra de que hay cosas de este futbolista que son válidas también para la Selección.

En realidad el partido dejó más dudas sobre lo probado que certezas. Lopetegui armó un doble pivote con Illarramendi y Busquets que se le indigestó. Los dos ocuparon la misma altura y se eclipsaron más que se ayudaron. La fórmula es más propia de cruce lejano de Mundial que de intrascendente último partido de fase previa y se notó. Tampoco Illarramendi es Xabi Alonso. Ni Koke, con el que también ha ensayado ahí. Insiste el técnico en buscar una fórmula con dos mediocentros que compacte su dibujo como hizo Del Bosque en Sudáfrica, quizá previendo partidos ásperos que seguro vendrán.

El partido evidenció entre esto y la salida de Isco que como mejor rinde esta nueva España es con sólo un pivote y el mayor número de violinistas a su alrededor. En Israel sumó uno más: Jonathan Viera. Hacía 36 años que un jugador de Las Palmas no debutaba con España, desde Gerardo en 1981. Lo hizo con el 10, como buen talento canario. España dominó mucho pero llegó poco. Incluso Sergio Ramos se incrustó en el centro del campo y se animó en tareas ofensivas, ante la falta de movilidad general.

Sólo Asensio, hasta la entrada de Isco, dio cierta sensación de peligro. El madridista va en patines cuando lleva la pelota cosida al pie. Israel lo fio todo al contragolpe y supo hacer cosquillas a España cuando pudo salir. Fueron pocas veces. Eso sí, la oportunidad más clara la fabricó Jonathan Viera en una estampida que no concretó Pedro, el otro canario del once. La producción era poca y Lopetegui lo constató cambiando el dibujo al descanso. Se fue Ramos -al que otros 45 minutos insulsos pueden pesar a final de temporada- y entró Aspas, con lo cual la Selección pasó a defender con tres.

Poco a poco fue cambiando el cuadro. Illarramendi adelantó su posición y España escaló metros irremediablemente. La posesión cobró sentido, ya mucho más cerca de la cocina de Israel. Pudo marcar Aduriz, desacertado, pero lo que de verdad aseó a la Selección fue la entrada de Isco. Su conexión con Asensio y Viera hizo tambalearse a los israelíes. Entre los tres provocaron el córner que dio origen al gol. Illarramendi, en una faceta que este año está destapando más que nunca, se sacó un disparo desde la frontal que colocó en la escuadra. Es por estas cosas por las que Lillo le puso aquel sonado apodo de 'Schuster de Zubieta'.

Necesitaba un respaldo internacional como este para demostrarse a sí mismo que puede jugar sin cohibirse como hizo en el Madrid. Entre su golazo y la magia de Isco, que sacó la muleta a pasear en los últimos minutos, pusieron el mejor cierre posible a una fase previa magnífica. Sumar 28 de 30 puntos posibles sólo está al alcance de candidatas al Mundial. Da la impresión de que España lo es.