Hubo un tiempo no muy lejano, hasta hace dos temporadas, en que el Espanyol tenía la necesidad de vender casi todo su patrimonio, de modo que los esfuerzos de la cantera se reflejaban más en la caja fuerte que sobre el césped. Pero las llegadas de Chen Yansheng como propietario y de Quique Sánchez Flores al banquillo han revertido esta caída libre hasta el punto de que, este curso, el Espanyol presenta su plantilla con más canteranos de la historia: 12.
Por un lado, el club ahora puede retener a sus activos al menos un año después de su irrupción en Primera, como ha sucedido este verano con un Aarón Martín que contó con pretendientes en Inglaterra (incluso sonó para el Real Madrid antes del fichaje de Theo Hernández). Por otro, ha ido recuperando a canteranos que tuvieron que emigrar. Primero fue Gerard Moreno, aún bajo la presidencia de Joan Collet, y con Quique han regresado David López, Sergi Darder, Álvaro Vázquez, Sergio Sánchez y Dídac Vilà, además de Pau López, cedido el curso pasado en el Tottenham y ahora consolidado en la portería, a sus 22 años.
La política de cantera no es un mero guiño de cara a la galería, pues cinco de los jugadores procedentes de la fábrica de Sant Adrià están siendo titulares indiscutibles. Con ello, además de calidad, busca que la identificación entre jugadores y afición se retroalimente.
