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Bacca y Samu Castillejo celebran un gol.
Bacca y Samu Castillejo celebran un gol. David AguilarEFE

El Villarreal descosió al Alavés en Mendizorroza en un partido en el que los locales se fueron diluyendo como un azucarillo. Los de Zubeldía (principal señalado por la situación) llevan 0 puntos y 0 goles en cuatro partidos. El propietario del club, Josean Querejeta, tiene claro que las cosas tienen que cambiar: con el argentino presente o sin él.

El Villarreal, por contra, está de dulce. Tiene una gran defensa con bandas largas, dos medio centros sensacionales, una media punta muy peligrosa y dos delanteros referentes. Decía el técnico albiazul en la previa que pocos equipos de Primera podían alardear de tener dos hombres en vanguardia como el submarino amarillo y no se equivocaba. Bakambu le hizo dos goles y Bacca otro. Pero fue Castillejo, junto a Trigueros, el que elevó el fútbol a categoría de arte.

El choque comenzó igualado pero el primer gol castellonense (que rebotó en Alexis) descentró a los vitorianos, que apenas remataron a puerta. En la segunda mitad, la entrada de Romero pretendía dar más verticalidad pero fue el Villarreal el que remató la faena. Incluso pudo hacer más goles en un campo que comienza ya a declarar culpable al entrenador de Santa Rosa.