Noche plácida para el Athletic y billete a la fase de grupos
Un solitario gol de Muniain fue suficiente. El Athletic no tuvo que subir de marcha y controló el partido con maestría. Sigue inmaculado en las previas.
El cóctel de Athletic y San Mamés emborrachó al Panathinaikos y empujó a los bilbaínos a la fase de grupos, el objetivo mínimo propuesto. En las previas los leones llevan siglos dando el do de pecho y para un equipo de LaLiga es prácticamente un deshonor caer en esa guillotina en el segundo torneo continental. Con el 2-3 de la ida en la mochila, hay que protagonizar un descalabro mayúsculo para tacharte de la Europa League. Ziganda metió cinco cambios con respecto al Getafe el domingo, uno forzado por un proceso febril de Raúl García, que obligó a reclutar a Sabin Merino cuando iba camino de la grada y permitió ver a Muniain enredar en su posición natural, de mediapunta. El cuadro vizcaíno aún no está para presiones muy altas ni esfuerzos de cosaco y dibujó un partido de mucho control, a la espera de que la fruta cayera de madura. Si Ziganda pedía sangre fría en la previa, esta se congeló durante 90 minutos.
Otra vez el genio Aduriz frotó la lámpara para cerrar cualquier incertidumbre. Un gran pase desde casi medio campo de Etxeita fue al crack donostiarra, que con el pecho la bajó, se giró en una maniobra de engaño que desnudó a los dos centrales y la entregó mirando al tendido, a lo Magic Johnson, a Susaeta, que corría en segunda linea como un poseso. Este la dio de primeras a Muniain, también en llegada, para que la empujara. Jugada portentosa que no dejó tocado al PAO, porque ya se venía medio moribundo y le hizo aparentar unos instantes un aire kamikaze. Zeca, el hombre clave en el equipo del trébol, fue anulado; no apareció hasta la media hora de juego: no pudo correr ni distribuir y su equipo fue un nudo permanente ese tiempo.
Con el 1-0, los locales se acostaron a ver pasar los minutos y el Panathinaikos amenazó con seriedad: Chávez, muy solo en la frontal del área lanzó al poste un balón en el que metió empeine interior, que se fue alejando. Los verdes se estiraron y repitieron el esquema de la ida con Lod en esa posición de Altman, en situaciones interiores, que hacían dudar a San José y Beñat.
Fue puro espejismo, porque luego cayeron en la pereza, con una ocasión cada 20 minutos o así. Susaeta conectó con Muniain un balón de oro, pero este golpeó mal. Ouzounidis metió toda la carne en el asador con Altman y Molins, actuó casi con cuatro delanteros, pero el peso de un equipo tan superior le aplastó.