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I. BASAKSEHIR 1 - SEVILLA 2

Navas sigue siendo el ángel de la guarda del Sevilla

Nada más salir regaló a Ben Yedder el 1-2 que deja al Sevilla a un paso de la clasificación. Escudero había hecho el 0-1. Sergio Rico salvó los muebles. Gran partido de Banega.

Navas sigue siendo el ángel de la guarda del Sevilla
REUTERS

Jesús Navas ya no es el niño que sufrió como pocos saben en esas largas concentraciones que detestaba y en las que echaba a faltar su casa. Ahora tiene 31 años, ganó un Mundial empezando la acción más importante de la historia de nuestro fútbol y terminó de madurar en la Premier. Pero algo no ha cambiado desde aquellos días de verano en Isla Canela o Costa Ballena. Sigue siendo un ángel. De su pierna derecha, y cuando sólo llevaba dos minutos en el campo, salió el centro que Ben Yedder remató finamente, de tacón. El 1-2, firmado en el 85’ después de un buen rato de fatiga para los de Berizzo, deja al Sevilla a centímetros de la fase de grupos de la Champions, el sitio que merece el sexto mejor equipo de Europa según el ranking UEFA.

Sólo había que darse una vuelta por la pretemporada del Sevilla para saber que estaba preparado para el desafío de Estambul. Las victorias ante Leipzig, Arsenal y Roma permitían adivinar un equipo competitivo. Y eso fue desde el minuto uno. Un equipo bien puesto con un triángulo de centrocampistas imponentes. Pizarro ha sido una adquisición de quilates y Nzonzi, más allá de los pájaros bianconeri que revolotean en su cabeza, da mucho empaque. En el vértice, Banega. El argentino bailó sobre la lluvia en Estambul mientras le duró la gasolina. Movió e hizo moverse al equipo. Es un jugador de nivel superior que se hizo aún más gigante después del 0-1, un misil de Escudero que aprovechó con mucho sentido el estado del césped. Banega pudo echarle el cierre al partido con tres ocasiones que luego el Sevilla iba a echar de menos.

A Basaksehir le quedaba más combustible, el césped se empezó a encharcar y Elia, una pesadilla para Mercado y la defensa del Sevilla, hizo el 1-1. Rico salvó los muebles. Amainó la tormenta y el Sevilla recuperó el control. Luego salió el ángel a hacer magia y el Sevilla se volvió de Estambul con un resultado envidiable. Nervión le hará volar.