Maté ejerce de Villar ante el vacío de poder en la Federación
El CSD prepara la inhabilitación del detenido y elecciones. Maté tiene de su parte los barones territoriales, que no apoyan a Rubiales.
Marcelino Maté, presidente durante los últimos 21 años de la Territorial de Castilla y León, último presidente de la Junta Gestora de la Federación (RFEF) y primer delfín de Villar se ha arrogado las funciones del detenido sin respaldo estatutario, simplemente por influencia y poder dentro de la organización. Maté cuenta con el impulso del núcleo duro de los barones territoriales, que a su vez no apoyan a Luis Rubiales, presidente de la AFE a quien Villar iba a nombrar vicepresidente primero de la RFEF y a señalar como su heredero a medio plazo.
La detención de Villar después de 30 años al frente de la RFEF ha causado un vacío de poder alimentado por otro vacío legal, ya que el presidente electo, arrestado el martes por la UCO, había disuelto la última Junta Directiva y aún no había nombrado una nueva. Ante esta situación, Marcelino Maté ha hecho valer su influencia y se ha colocado como número 1 de la organización. El CSD, también descolocado por la situación de desgobierno en la RFEF, ha pedido un informe a la Abogacía del Estado para tutelar el nuevo orden en la RFEF, que pasaría por la inhabilitación de Villar si es imputado por el juez Santiago Pedraz (que incluso podría enviarle hoy a prisión si cree, tras el interrogatorio, que hay riesgo de destrucción de pruebas), por el nombramiento de una nueva Junta Gestora y por la convocatoria de elecciones previa remodelación de la actual Asamblea General de la RFEF, el máximo órgano de gobierno corporativo cuya composición actual ha permitido la reelección de Villar durante los últimos treinta años y que ya ha sido denunciada ante los tribunales de lo contencioso administrativo por los presidentes de las tres territoriales enfrentadas a Villar, las de Aragón, Andalucía y Galicia.
La inhabilitación de Villar, de producirse finalmente, también pondría en riesgo sus cargos como vicepresidente de FIFA y UEFA, ya que además de ser necesario estar al mando de una federación nacional para pertenecer a sus consejos directivos, también lo es pasar los filtros de sus comisiones de ética, que suelen rechazar a los candidatos encausados por los tribunales en sus respectivos países.