El Roma asalta San Siro y conserva el segundo puesto

Tras una semana repleta de polémicas y tensión, con la derrota en el derbi, la macabra broma de los maniquíes y el anuncio del adiós de Totti, el Roma volvió a sonreír con una gran victoria en San Siro. Los giallorossi se deshicieron de un Milán nunca peligroso y volvieron a apoderarse del segundo puesto, dejando al Nápoles tercero con un punto de desventaja. La próxima jornada será decisiva para la contienda: los capitalinos recibirán a la Juve en busca de su sexto alirón consecutivo, los azzurri visitarán al Torino.

Los de Montella, que renunció por tercera vez consecutiva a Bacca, apostando por Lapadula en la delantera, fueron atropellados por las ganas de revancha de los giallorossi, que sentenciaron el enfrentamiento ya en la primera mitad. Dzeko abrió la lata después de apenas 8 minutos, completando una bonita pared con Salah mandando su chut a la escuadra para el 0-1. El punta mostró otro lado de su repertorio con un gran testarazo en el 28', empujando en la portería un córner de Paredes: lleva ya 37 goles en todas las competiciones de esta temporada, la mejor de su carrera. Y los rossoneri deben darle las gracias a Donnarumma si el marcador no fue más humillante: el joven meta, con dos milagros, desvió en el poste dos disparos de Perotti y Nainggolan.

En el comienzo de la reanudación el ritmo de juego bajó bastante, con los locales incapaces de crear peligro. Hasta que apareció Pasalic: el mediocampista, con un bonito cabezazo tras un saque de esquina y un pase de cabeza de Ocampos, pareció haber vuelto a meter en el partido a los suyos, pero solo fue una ilusión. El exrossonero El Shaarawy, con una bonita rosca, firmó el 1-3 (sin celebrarlo), y De Rossi, además, realizó un penalti por falta de Paletta (expulsado) sobre Salah, completando el póker y una noche casi perfecta. Lo habría sido, quizás, concediendo a Totti su última presencia en San Siro: el Capitano fue aplaudido en el calentamiento por todos los tifosi locales, que además le dedicaron una pancarta (“Rendimos homenaje al rival Francesco Totti”). Spalletti, sin embargo, le dejó en el banquillo, prefiriendo sacar a Bruno Peres en el lugar de Dzeko cuando la contienda ya estaba sentenciada, negando la despedida de uno de los templos del fútbol italiano al gran 'dieci' giallorosso.