Pancarta del Nápoles pidiendo perdón a Quagliarella
El futbolista italiano confesó hace unas semanas en televisión que se marchó a la Juventus por las constantes amenazas de muerte que recibió durante su estancia en NápolesBenevento-Milan
Durante muchos años Fabio Quagliarella fue un nombre prohibido en la ciudad de Nápoles. A los traidores no se les menciona, mucho menos se les recuerda y, por supuesto, jamás defendieron a su equipo a pesar de haber vestido su camiseta. Era un traidor, al nivel de lo que es Higuaín hoy para la afición napolitana.
Alguien que deja el club por dinero y se marcha a gozar de los lujos del poderoso (la Juventus) no merece nada por parte de una afición fiel y leal a su club, sus colores y su historia. Pero lo que muchos no sabían es que Quagliarella no se marchó, se vio obligado a irse.
Durante todo estos años se acusó al futbolista italiano de marcharse a la Juventus por dinero. Apuntaba a ídolo del Nápoles y a puntal de una Italia bien armada. Pero lo que nadie sabía es que Quagliarella vivió un auténtico infierno en Nápoles. "Me amenazaron de muerte, me tacharon de pedófilo, lo que viví no se lo deseo a nadie", reconoció entre lágrimas el propio Quagliarella hace unas semanas en la televisión italiana.
La directiva del Nápoles, consciente de la delicada situación de su futbolista aceptó una oferta de la Juventus que alejara al jugador de Nápoles y del infierno diario al que se enfrentaba tanto él como su familia. Se dijo que fue por dinero, pero la verdad no salió entonces a la luz.
Ahora, y con el verdadero motivo descubierto, la afición napolitana desplegó una gigantesca pancarta en uno de los fondos de San Paolo el pasado domingo para pedir perdón al que fuera futbolista suyo: "En el infierno que has vivido, enorme dignidad. Nos volveremos a abrazar, Fabio. Hijo de esta ciudad". El perdón más sincero de una afición que ha sabido rectificar, el perdón a uno de los suyos.