Europa saluda hoy a uno de sus peores equipos a domicilio ante un acaparador de puntos en su feudo. El GSP Stadium, esa olla a presión que brilla por la noche con las bengalas, decanta una eliminatoria que está muy viva y coleando (sigue el partido en directo en AS.com). Porque en la ida en San Mamés, el Athletic sacó la tuneladora para hacer un pasadizo directo a octavos, pero su deficiente pegada y el enorme acierto del APOEL (tres llegadas y dos goles y una intervención de lujo de Iraizoz) pusieron el suspense en el cruce: 3-2.
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El equipo bilbaíno debe demostrar personalidad ante una platea caliente (este año ha salido con la cabeza alta de coliseos de alto copete como el Bernabéu y el Camp Nou) y, lo principal, lidiar sin sus dos estrellas: Laporte y Aduriz, ambos lesionados. No parecía grave el golpe en la cadera del central, pero al final Valverde prefirió no arriesgar. El punta tiene para tres semanas. Lo más natural sería poner a Williams como nueve y formar en la cueva defensiva con Bóveda, que ya actuó el domingo en Valencia, y Yeray, de vuelta tras descansar. No es descartable un 4-4-2 para armar mejor el centro del campo y tener dos avispas como Williams y Raúl García arriba.
La tensión es máxima en Nicosia, con los ultras sedientos de venganza tras las fechorías de Herri Norte en la ida. El APOEL lleva sin perder en casa desde el 3 de enero de 2016. Se ha medido 15 veces a un rival español y no ha ganado jamas. Pero el Athletic ya sabe lo que es descarrilar en Chipre: en la UEFA de la temporada 1994-95 cayó, con Valverde de jugador, 2-0 ante el Anorthosis, aunque luego levantó la eliminatoria en casa (3-0).