Afronta el Valencia en Heliópolis su enésima reválida, otra vez el desafío de descargar algo de agua sobre ese incendio que no cesa, que en los últimos años va de las llamas a los rescoldos y de las cenizas al fuego total. Parecía que el regreso de Voro aplacaría el estado de catástrofe, pero la derrota en Las Palmas y el ridículo (0-4) casero contra el Eibar han vuelto a encender en Mestalla el piloto de alerta naranja. La victoria o el no perder al menos en Sevilla, por imagen y por instinto de supervivencia (el descenso está a seis puntos), se convierten de nuevo en asuntos cruciales.
El Betis vive algo más tranquilo (23 puntos) y sonríe sobre todo cuando juega en el Villamarín, donde no ha perdido aún con Víctor Sánchez del Amo como entrenador. El aplazamiento de Riazor provoca que su afición guarde como último regusto el empate y la gran exhibición ante el Barcelona. A Víctor le gustaron muchas cosas de aquel partido y es probable que repita un once en el que dejaron buenas sensaciones los recién fichados Tosca (central rumano) y Pardo, pivote cedido por la Real. El delantero paraguayo Sanabria vuelve a la lista, pero seguramente esperará en el banquillo una oportunidad.
Sin Soler ni Enzo. Voro no dispone del joven Carlos Soler, protagonista por su expulsión la semana pasada, ni tampoco de Garay ni Enzo Pérez, futbolista que desde que llegó a Valencia reside en el ojo del huracán. Las bajas y recuperar de una tacada a Munir, Parejo, y Nani harán que el técnico de L’Alcudia le dé una vuelta a su once. Orellana apunta a titular y Mina volvería al centro del ataque en perjuicio de Zaza.