Una clase por debajo de Europa
El Espanyol no pudo con la Real como los de segundo de la ESO no pueden con los de tercero.
Los mayores. El Espanyol no pudo con la Real como los de segundo de la ESO no pueden con los de tercero. Aún tiene que crecer el equipo de Quique, sometido en más de una ocasión ante los de Eusebio, cuidadores del balón en el RCDE Stadium, aunque demasiado brutos cuando les tocó arrebatarlo: Íñigo Martínez le pudo hacer penalti a Hernán con 0-0 y luego hizo una retención dentro del área pequeña en el añadido que era libre indirecto. En esas dos acciones pudo cambiar el sino de un partido dominado por los txuri-urdin, un equipo con hueso y con un prometedor futuro en la Liga. Y también basado en la cantera.
Gen paraguayo. Caballo loco Hernán, un extremo de aquellos que destacan por su bravura y velocidad, agachó la cabeza como de costumbre, pero allí donde había aceleración le puso freno. Fue una pausa frenética. Solo un jugador como él, capaz de alcanzar ambas polaridades, puede hacer dos recortes en una baldosa a tres metros de la portería y marcar un gol que podría haber firmado cualquier aspirante al Balón de Oro. Una buena noticia para el Espanyol, que ante la baja de Piatti el paraguayo se crezca y percuta por su banda. Está ahora el equipo de Quique cojo, porque Reyes se desvía del carril izquierdo a la mínima oportunidad.
Actitud Caicedo. Apostó Quique por Caicedo, un guiño a su semana de reconciliación y un obstáculo para esa salida de balón que tanto domina la Real Sociedad. Bien sabe Eusebio que lo que bien empieza suele acaba mejor, y así fluyó su primer tanto: una conducción de Iñigo Martínez y un movimiento de Juanmi dejó a Vela solo ante Diego López. Le faltó más presión al Espanyol, demasiado preocupado a veces de cubrir los espacios en vez de quitarle al balón a su rival. No monopolizó el ataque Caicedo, de nuevo desubicado aunque voluntarioso, silbado por una parte del estadio cuando el técnico lo sustituyó por Melendo.
Alerta amarilla. No emocionó este Espanyol, que no pudo alimentar los sueños de los hinchas. La Real dominó al equipo blanquiazul y le obligó a cometer errores poco habituales, síntoma de ello la cartulina amarilla que vio Diego Reyes (la primera del curso) y la pérdida de balón de David López en el 1-2 de Illarramendi. El central volvió a ser de lo mejor del equipo, dando salida al juego y liderando la defensa, pero también demostró que no es infalible y que no puede ser siempre el salvador del barco blanquiazul.
Mal de altura. De los diez primeros clasificados del campeonato, el Espanyol solo ha podido ganar a un Sevilla que jugó 88 minutos con diez jugadores. Por mejorar esta estadística pasarán las opciones de pelear por Europa, un reto que puede quedarle demasiado grande a un equipo que aún tiene que mejorar en muchos aspectos, como quedó demostrado con la poca producción ofensiva de la jornada de anoche.
Una lucha. Con seis puntos en la segunda vuelta, el Espanyol está cuatro mejor que en la primera y visita el Bernabéu. Pase lo que pase, la lucha es larga, y hay conjuntos que pelean por esa séptima plaza con deberes en otros torneos, como Celta, Villarreal y Athletic. El Espanyol debe hincar los codos. Los exámenes son en mayo.