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REAL MADRID

El Real Madrid amenaza con la Superliga Europea de Clubes

En el Madrid están enfadados con LaLiga por la suspensión del partido. En el Celta hay indignación con la manera de actuar de los blancos
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El noroeste de España se ha visto afectado estos días por las inclemencias meteorológicas y Balaídos fue castigado por el viento y la lluvia.

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El temporal amaina con el paso de las horas en Vigo, pero crece en Madrid. Concretamente en los despachos del Bernabéu. La frustración de Florentino por el fracaso en el intento por salvar el partido ha provocado una reacción: amenazar con la Superliga Europea de Clubes. Un órdago que se desliza desde el club blanco porque interpretan que no se hizo todo lo posible por jugar ayer.

En el Madrid no entienden que no pudieran arreglarse los voladizos de uralita con 36 horas por delante, o que no se aceptase jugar con esa zona de la grada clausurada. Tampoco que nadie apoyase su propuesta de jugar en un campo cercano a Vigo. Esgrimían que en Europa se hubiese buscando un estadio alternativo. El “no” que encontraron por respuesta a todas las alternativas hizo crecer la frustración y se acabó deslizando la idea de la Superliga.

La tormenta acaba de desatarse, pero la idea de la Superliga no es nueva. El embrión que más gusta al Madrid (no hay sólo una propuesta de Superliga) lleva en marcha desde 2012. Comenzó con el nombre de World Football Challenge y ahora tiene un nombre que les resultará más familiar: International Champions Cup. Esa competición que verano tras verano juegan los grandes de Europa por Estados Unidos, China y, en los últimos años, Australia.

Lo dirige Relevent Sport, una empresa norteamericana que no tiene inconveniente alguno en presentarse como opción a la UEFA y que ya reúne al 95% de los grandes de Europa (Madrid, Barcelona, Chelsea, United, Milán, City, Inter, Bayern, PSG, Atlético, Juventus, Liverpool...). Equipos atentos a la posibilidad de generar una competición propia y repartirse los ingresos al margen de la UEFA.

Adeptos no le van a faltar al Madrid si decide emprender esta batalla. Rummenigge, director general del Bayern y Andrea Agnelli, presidente de la Juventus, por ejemplo, defendieron públicamente la creación de la Superliga Europea. Para ello compararon datos el año pasado con la Super Bowl: “La Champions genera 1.500 millones al año y la Super Bowl 7.000 millones... Pero el fútbol tiene 1.600 millones de fans y la NFL sólo 150 millones...”.

Malestar. Mientras que en el club blanco la rabieta del voladizo de uralita les lleva a pensar en empujar el proyecto de la Superliga, en Vigo alucinan con la situación. A pesar del mutismo de los dirigentes del Celta durante todos estos días, la indignación con el comportamiento del Real Madrid es absoluta, tanto en el club como en la afición. Desde la ciudad olívica esperaban que la entidad que preside Florentino Pérez mostrara una mayor comprensión con la delicada situación que atraviesa estos días toda la comunidad gallega. El drama lleva instalado varios días en el noroeste de España y nadie alcanza a entender cómo desde la capital priorizan la disputa de un partido de fútbol por encima de la seguridad de las personas, incluidos los aficionados blancos (que iban a ser ubicados precisamente en la zona afectada) y los propios jugadores (algunas chapas de uralita aterrizaron en el terreno de juego).

La presión ejercida por el Real Madrid para la disputa del partido ha causado una enorme decepción en el conjunto celeste, al considerarlo una actitud vilmente insolidaria. Pocas horas después de que se declarase con carácter oficial la suspensión del partido, Vigo soportaba otra noche terrorífica de viento y truenos. De hecho, los desperfectos en el estadio de Balaídos aumentaron y hubo un nuevo desprendimiento de un voladizo de uralita en la cubierta de la Grada de Río. En total, ya son veinticinco los metros cuadrados al descubierto. Además, existe riesgo de nuevos desprendimientos a pesar de que la velocidad del viento ha disminuido, debido a que varias chapas no se encuentran perfectamente sujetas.

El mejor ejemplo de que el partido no se podía disputar se encuentra al norte de Vigo. En A Coruña, donde el viernes se suspendió el Depor-Betis por desprendimientos en la cubierta, todavía no han comenzado las obras de reparación. Al igual que en Balaídos, los técnicos que estudiaron Riazor desaconsejan la actuación de los operarios hasta que el temporal amaine de forma definitiva, lo que sucederá entre hoy y mañana.

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