Álvaro hace de nueve
El central del Villarreal da el primer gol a Bruno y sentencia con el segundo a un colista que no tiró casi a puerta y al que salvó de una goleada un gran Ochoa.
El Villarreal vuelve a sonreír tras un mes de enero aciago. El gran planteamiento de Escribá y las carencias del colista ayudaron. Las dos apariciones estelares de un central como Álvaro, una para asistir y otra para sentenciar, espantan los fantasmas que ya rodeaban al Submarino en plena depresión, con Pato a un paso de China, con una colección de bajas por lesiones y tarjetas y con una delantera a la que se le caen sus balas de fogueo. El dominio local fue el esperado, con casi el 70% de la posesión. Lo que sorprendió fue su facilidad para llegar al área rival, puesto que Alcaraz apostó por una zaga con cinco defensas que no hizo más que mostrar goteras y que jamás lanzó en busca de aventuras a sus dos supuestos carrileros. En el primer tiempo, pese al debut de Adrián Ramos, ni tiró a puerta.
El Villarreal pudo haber sentenciado al descanso. Sin embargo, unas veces los fueras de juego y otras las enormes paradas de Ochoa dieron algo de esperanza al Granada. Trigueros y Sansone (con una falta al larguero) tuvieron las mejores ocasiones en el comienzo. Únicamente encontró un gol en el primer tiempo. Fue cerca del descanso (42’) y a balón parado. José Ángel sacó una falta muy pasada, el Granada se quedó parado al completo mientras cantaba un fuera de juego y Álvaro aprovechó para devolver el balón al corazón del área con el objetivo de que Bruno machacara.
Con 1-0 el Villarreal se lanzó a por la sentencia. No está para más sustos. El Granada, por el contrario, comprendió que con diez puntos sólo le valía arriesgar. Así que se estiró cargado de complejos y movió la coctelera en busca de soluciones para seguir una tendencia sorprendente: ya han jugado 29 futbolistas esta temporada. Boga y Kravets, cuando salieron, intentaron incomodar en ataque, pero la poca contundencia en medio campo y las concesiones atrás no hizo más que desproteger a Ochoa. Sansone y Castillejo pudieron ampliar la renta. Con tanta falta de pegada, aún había partido. Escribá tiró de Adrián, que estrelló un globo en el larguero con todo ya decidido, pero realmente el nerviosismo se acabó cuando Álvaro volvió a aparecer en el área en el 73’. Empujó desde el suelo un balón que le había caído muerto y recordó al personal que traer otro nueve no estaría de más.