366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 27 DE DICIEMBRE
Sanción de veinticuatro partidos a Cortizo (1964)
Todavía no se ha producido en nuestro gran fútbol un castigo ni siquiera aproximado al que sufrió Cortizo, lateral derecho del Zaragoza, por su entrada a Enrique Collar, de la que este resultó con fractura de tibia y peroné. Aquellos eran buenos años del Atlético y del Zaragoza. El club maño andaba entonces con sus «Magníficos» y llegó a jugar cuatro finales de Copa consecutivas, dos de ellas contra el Atlético. Este, a su vez, tenía un gran equipo, una de cuyas estrellas era el extremo izquierda, Enrique Collar. El partido es el último de la primera vuelta. El Atlético está a un punto del Madrid, líder. El Zaragoza es tercero. El ambiente, muy apasionado. Luis adelanta al Atlético, pero el Zaragoza le da la vuelta al marcador. El partido sube el nivel de dureza y en una de esas Cortizo le hace una fuerte entrada a Collar, que sale en camilla. No podrá volver a jugar hasta varios meses después.
El ambiente es tal que desborda al árbitro, Gómez Arribas, al que alguien dice que lo de Collar es un fingimiento. En principio lo cree, y como Collar es el capitán, exige que pase para firmar el acta, cosa que no puede hacer. Entonces exige que le entreguen un certificado médico en regla antes de aceptar que firme otro jugador por él, y así se hace. El Atlético regresa con una derrota por 3-1 y con Collar lastimado.
La radiografía señala fractura de tibia y peroné. Collar no podrá jugar en varios meses. El Comité de Competición examina el caso y decide suspender a Cortizo por lo que resta de temporada, lo que supondrá 24 partidos: los quince de la segunda vuelta de la liga y nueve de Copa, porque el Zaragoza alcanzará la final… precisamente ante el Atlético. Zaragoza se alza indignada, la mayoría de los aficionados defienden que la lesión fue fortuita, que no se produjo por el impacto, sino por la caída. Cortizo muestra las marcas de los tacos de Collar, que antes de esa jugada le había puesto un planchazo. Desde Zaragoza se señala que el conde de Cheles, vicepresidente del Atlético, es también vicepresidente del Comité de Competición y que se ha tomado una revancha injusta. Pero no hay caso: la sanción se aplica y será decisiva en la carrera de Cortizo, que entonces andaba ya por los treinta y perderá la plaza de titular en el Zaragoza a partir de esa jugada. Collar es escayolado y tardará meses en reaparecer.
Los dos equipos se enfrentan en la final de Copa, como había ocurrido el año anterior, en esa ocasión con victoria del Zaragoza. Collar llega a tiempo de jugar ese partido, que gana el Atlético. Él alza la copa, como capitán. Cortizo completa ese día su sanción. La plaza de lateral derecho, que un año antes en este mismo partido había ocupado él con la misión de marcar a Collar, fue esta vez ocupada por el habitual lateral izquierda, Reija, que a su vez deja su puesto a su suplente, Zubiaurre. Cortizo volverá a jugar la temporada siguiente, pero arrastrando la leyenda de jugador brutal, al que increpan los públicos. Poco a poco irá perdiendo el puesto a favor del joven Irusquieta y acabará marchándose al Jaén, donde se retirará y se establecerá.