A por el Mundial de Clubes con red: juega Sergio Ramos
Un Madrid favorito en una final inédita: nunca hubo un asiático (11:30, TVE1/TDP). Kanazaki, hasta ahora revulsivo, podría ser el arma nipona.Real Madrid-Gremio: Final Mundial de Clubes
Real Madrid gana el Mundial Clubes 2016
En este estrafalario encuentro multicultural del Mundial de Clubes busca el Madrid un título que figura en el presupuesto. Los puertos están en la Champions y en la Supercopa y esto se toma como una bajada corta camino de la meta. Por primera vez está invitado a la final un equipo asiático, que ni siquiera es el mejor del continente (ese fue el Jeonbuk coreano, al que dio pasaporte el América de México), el Kashima, que hunde sus raíces en la industria metalúrgica de Osaka, pero que se trasladó a la ciudad que le da nombre a mediados de los setenta.
Campeón de la Liga Japonesa, ofreció mejores registros en el torneo apertura, que concluye en junio, que en el clausura, del que se despidió con cuatro derrotas consecutivas entre octubre y noviembre. Pero acabó conquistando el título remontando en la final ante el Urawa Reds (1-2) el 0-1 que encajó en la ida. Eso le dio derecho a estar aquí, en la plaza reservada comercialmente por la FIFA para el anfitrión. Para el premio mayor de enfrentarse al Madrid eliminó sucesivamente al Auckland neozelandés (2-1), al Sundowns (2-0) y al Nacional (3-0). “Sabemos que si mi generación no da un paso adelante será imposible el desarrollo individual de los futbolistas y del equipo”, explica Shoma Doi, el centrocampista que transformó el polémico videopenalti con el que comenzó a despedirse el Nacional colombiano.
El Kashima es un equipo joven (poco más de 24 años de media en la plantilla) y con un largo hermanamiento con el fútbol brasileño, desde que en 1991 y aún en Segunda, dio un enorme golpe de efecto al fichar a Zico, que ya tenía 38 años, que llegó acompañado de sus compatriotas Alcindo y Santos, y que no logró hacer campeón al equipo (lo que no impidió que sus estatua y una placa con sus huellas se conserven a las puertas del estadio). Sí lo lograrían después futbolistas como Jorginho o Leonardo, quienes alargaron esa cooperación que llega a nuestros días.
Tres extranjeros. Dos de los tres extranjeros de la plantilla son brasileños. Y sólo dos de sus jugadores tienen experiencia en Europa: Ogasawara, que jugó en el Messina, y el goleador Mu Kanazaki, que probó en el Portimonense portugués y el Nürnberg alemán. Volvió de una lesión recientemente y sólo le han utilizado como revulsivo, pero lleva dos goles en el torneo. Hoy puede ser titular.
Su técnico, Masatada Ishii, que llegó al club como futbolista al tiempo que Zico, le ha traído al equipo disciplina y esmero por el estado físico. Difícilmente bastará. Un triunfo japonés se paga en las casas de apuestas 21 a 1; uno del Madrid, 1,11 a 1. El defensa Gen Shoji advierte de que el peligro del Madrid es global. “Ahí juega Ramos…”.
Sí, juega Ramos, que faltó en las semifinales y que capitaneará un equipo clásico, probablemente con los once que derrotaron al América menos Nacho. Lucas Vázquez se ha ganado el derecho a repetir. El Madrid suma 36 partidos sin perder y no parece que hoy, aun con el público inclinado hacia el Kashima y sin recoger los restos del jet lag, pueda quebrarse la racha. El videoarbitraje, esa especie de gran hermano con visión reducida, volverá a entrometerse en el choque. Hasta ahora sólo ha generado controversia y rechazo. A Cristiano pretendieron quitarle un gol porque alguien pisó un cable. Ojalá hoy no sea necesario rebobinar la cinta ni llamar de urgencia a Sergio Ramos.