Kashima Antlers: su historia, sus estrellas, su palmarés...
El rival del Madrid en la final ha protagonizado el suceso de este Mundial de Clubes. Superó la gesta del Auckland, que quedó tercero en 2014.Real Madrid-Gremio: Final Mundial de Clubes 2017
Jägermeister es un licor de hierbas que tiene un fuerte tirón en Alemania y que comienza a expandirse por todo el mundo. Su símbolo es un ciervo. Como también lo lleva el Kashima Antlers o los Milwaukee Bucks, por citar algunos más. Precisamente, con este equipo de la NBA mantienen la empresa alemana un litigio por usar el astado animal en sus emblemas. El Kashima Antlers, próximo rival del Madrid en la final del Mundial de Clubes, tiene veneración por ese animal. No en vano, Kashima se encuentra en el sagrado valle de los ciervos, y creen que les ha dado suerte a lo largo de su historia. Bueno, el astado y también el mítico jugador, Artur Antunes Coimbra. Dicho así, no les sonará de nada. Si se les dice el apodo o el mote con el que era, y es actualmente, conocido, todo cambia: Zico, el excelso jugador brasileño.
Su llegada en 1991, cuando el equipo militaba en la Segunda División nipona fue todo un golpe en la mesa del fútbol mundial. Lograron convencerle para que jugase sus últimos partidos en la tierra del Sol Naciente, a los pies del monte Fuji. Zico, por entonces Ministro de Deportes con Fernando Collor de Mello, aceptó la propuesta. Junto con otros brasileños, Alcindo y Leonardo (sí, el campeón del mundo en 1994 que jugó en el Valencia), llevaron a las mieles del triunfo a este equipo con orígenes humildes al que ahora consideran un nuevo rico en el continente asiático. Posteriormente llegarían Mazinho, Bismarck, Fabio Junior...
Pero la labor de Zico no se quedó ahí. Tras su retirada, se convirtió en entrenador con plenos poderes. El brasileño creó la infraestructura necesaria del club a la hora de formar una cantera propia. Qué mejor que un jugador carismático a nivel mundial para desarrollar todo esa organización. En la actualidad, muchos de los futbolistas japoneses más reconocidos han pertenecido a las categorías inferiores del Kashima. Esa continua salida de jugadores canteranos ha hecho que el Kashima sea visto como una de las mejores canteras del continente asiático. Pese a la marcha de Zico para hacerse cargo de la selección japonesa, su legado sigue vigente hoy día. Una estatua en las cercanías del Kashima Stadium hace que su memoria siga presente.
El Kashima pertenece a una ciudad de 60.000 habitantes que presume de feudo propio, el ya mencionado Kashima Stadium, construido para el Mundial de 2002, con capacidad para 45.728 espectadores. En la Federación Japonesa se ha celebrado de manera notable que disputen la final ante el Real Madrid. Un equipo japonés en un partido que verán por televisión millones de espectadores en todo el mundo. Un buen escaparate publicitario para el equipo, un gran examen para valorar el estado actual del fútbol japonés y el impulso que eso significa para un balompié que no termina de dar un golpe de impacto. Sin embargo, este encuentro llega en un momento preciso. Justo cuando el patrocinio del Mundial de Clubes ha cambiado: Toyota no pudo competir con el dinero que ofrecía la compañía china Alibaba y ha perdido la seguridad de celebrar la competición allí (donde se habían disputado siete de las once ediciones), lo que era un espaldarazo para potenciar aún más el fútbol allí. La próxima, muy probablemente, será en Emiratos, y de allí podría viajar a China. Quién sabe...
Ahora tiene una prueba de fuego. O su regalo, se mire por donde se mire. Nada más y nada menos que disputar la final del Mundial de Clubes ante el Real Madrid, el equipo con más Copas de Europa en sus vitrinas. Es el partido de sus vidas. No todo el mundo puede presumir de haberse enfrentado a uno de los mejores equipos del mundo.
El Kashima es un equipo japonés podría decirse clásico. Casi de ‘Oliver y Benji’. Repleto de futbolistas nipones técnicamente correctos, en los que destaca Shibasaki y Mu Kanazaki. En su palmarés lucen ocho Ligas, y fue el primer club que hizo un triplete (Liga, Copa de la Liga y Copa del Emperador) en el año 2000. Además de esos ocho entorchados, ha ganado cuatro Copas del Emperador, seis Copas de la Liga y cinco Supercopas de Japón. Aunque prácticamente todo el mundo no le da ni la más mínima probabilidad de triunfo, para ellos jugar ese partido es todo un mérito: lograron clasificarse para el Mundial apenas tres días antes de que comenzase, llevando a los ciervos a estar de moda en Japón. Y ahora no quieren volver al ostracismo.