366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 16 DE DICIEMBRE
Si Di Stéfano fuera su mujer...(1962)
Ese domingo se organiza una gran polvareda. Los periódicos presentan un anuncio de gran tamaño (a página completa o «robapáginas», como se conocen los anuncios rectangulares que ocupan gran parte de su superficie) en la que aparece una foto de Di Stéfano, vestido de jugador del Madrid, pero cortada a la altura de la parte baja del calzón. Debajo, lo que aparece no son sus piernas de fabuloso jugador, sino unas bonitas piernas femeninas, embutidas en medias, calzadas con tacón alto, y con un pie cruzado por delante del otro. El texto que lo acompañaba decía: «Si yo fuera mi mujer, luciría medias Berkshire». El mismo día la televisión mostró un spot publicitario en el que se veía a Di Stéfano que se acercaba, jugando el balón, hacia la cámara. Llegado ante ella, se detenía. Un periodista le entrevistaba: «Estamos con Alfredo Di Stéfano, el mejor jugador del mundo, que nos va a hacer una importante declaración». El plano se hacía más corto sobre Di Stéfano, que decía: «¿Pues saben lo que les digo? Que si yo fuera mi mujer, luciría medias Berkshire». La cámara bajaba y gracias a un montaje mostraba, en lugar de sus piernas, unas bellas piernas femeninas. El mismo breve diálogo de este anuncio podía escucharse en cuñas de radio desde el mismo día.
El escándalo fue mayúsculo. Los madridistas se sintieron avergonzados, pero hizo las delicias de los atléticos, que se burlaban de ellos. Di Stéfano había firmado y grabado el anuncio sin comentar nada al Madrid, donde el hecho sentó como un tiro. Bernabéu discutió con él, le pidió que devolviera el dinero y lo retirara, pero él no quiso. El anuncio siguió saliendo varios días y produjo una sensacional campaña de Navidad para una marca que estaba decaída. Finalmente, el Madrid consiguió retirarlo, poniendo de su parte el dinero que no quiso devolver Di Stéfano: 150 000 pesetas. Para la marca anunciadora fue un negocio redondo, porque consiguió un impacto fabuloso y le salió gratis. El acuerdo con Di Stéfano le hubiera permitido mantener la campaña de gran intensidad durante tres meses, y más reducida (dos apariciones semanales) seis meses más. Para frenarla en seco, Bernabéu tuvo que pagar el importe íntegro.
Di Stéfano había arrastrado una lesión esa temporada, por lo que llevaba sin jugar desde la sexta jornada, disputada a finales de octubre. El día del anuncio el Madrid jugó en Córdoba, aún sin él. El primer partido en el Bernabéu tras el anuncio fue un Madrid-Osasuna, decimotercera jornada (el 23 de diciembre) y Di Stéfano seguía sin estar recuperado. Hubo cierta agitación en el campo. La siguiente salida, el penúltimo día del año, el Madrid cae con estrépito en Mallorca (5-2), todavía sin Di Stéfano, lo que pone aún de peor humor al madridismo, que llevaba dos semanas aguantando bromitas. Por fin, al final de las navidades, Di Stéfano reapareció, el 6 de enero, ante el Athletic de Bilbao. Por primera vez desde su llegada al club fue acogido con una sonora pita. Pero a Di Stéfano no le arredraba eso y lideró con dos goles propios la victoria ante el Athletic de Bilbao por 3-2. Sus piernas seguían valiendo para jugar al fútbol. Y para impulsar al Madrid a la renovación del título de liga, que obtuvo con doce puntos de ventaja sobre el segundo, el Atlético. Pelillos a la mar.