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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 14 DE DICIEMBRE

Se inaugura el nuevo Chamartín (1947)

Estadio del Real Madrid.
Diario AS

Santiago Bernabéu había llegado a la presidencia del Madrid en 1943, como consecuencia de aquel pleito en la Copa entre el Madrid y el Barcelona, con un estrepitoso 11-1 en la semifinal de Copa. Desde su llegada, concibió la idea de un estadio enorme. Estaba seguro de que el fútbol se habría de convertir en el gran espectáculo de masas y, así, quien antes tuviera un gran estadio antes podría tener el dinero suficiente para hacer un equipo imbatible. Y se puso a ello. Se apoyó en Rafael Salgado, presidente del Banco Mercantil e Industrial, que primero prestó al Madrid, en junio de 1944, dos millones para la compra de unos terrenos junto al viejo Chamartín y luego emitió obligaciones hasta treinta millones, que fueron cubiertas por socios y simpatizantes del club.

El nuevo campo ocupaba parte del anterior, aunque no estaba exactamente sobre este. El proyecto fue de los arquitectos Muñoz Monasterio y Alemany Soler y la construcción se le encarga a la empresa Huarte. En el viejo Chamartín, el Madrid contaba con 12 000 socios, de los que solo 1975 tenían derecho a asiento. En el nuevo, pudo elevar el número de socios a 41 848, con 10 532 abonados, dentro de una capacidad total del campo de 70 000. En los primeros momentos, los aficionados que van al viejo Chamartín curiosean las obras aledañas, en las que se van perfilando algunos aspectos del nuevo campo. Hasta que, tras el día de San Isidro (15 de mayo) de 1946, la piqueta entra en el viejo Chamartín, nada más concluirse un partido contra el Málaga. En lo sucesivo y hasta el fin de las obras, el Madrid jugará de prestado en el Metropolitano, entonces el campo del Atlético de Madrid.

Al fin llega el día. Se invita para la inauguración a Os Belenenses, campeón de Portugal, que un año antes ha dado un buen espectáculo en el homenaje a Chus Alonso. A las 3.30 de una fría tarde de diciembre, y tras conseguir el aplazamiento de su partido contra el Athletic de Bilbao, que debería haberse jugado ese día, el Madrid procede a la inauguración por todo lo alto de su nuevo campo, repleto de curiosos. Juegan: Calleja, Clemente, Corona; Pont, Ipiña, Huete; Alsúa, Chus Alonso, Barinaga, Molowny y Vidal. Barinaga, apodado «el inglés de Durango» porque aunque nacido en esa localidad vizcaína había llegado al Madrid procedente de Inglaterra, donde estudió y jugó al fútbol, marca el primer gol. Tras empatar Os Belenenses, Chus Alonso marca otros dos. Tres a uno. El gran paso se ha dado. Santiago Bernabéu ha puesto la base de su gran Real Madrid.

Y eso que en principio pasó apuros. Ese año acabó mal la liga, tan mal que hasta temió el descenso, y en la última jornada pagó una prima, por si las moscas, al Atlético, que se la ganó y bien: venció por 2-7 en Gijón. El Madrid salvó la categoría, y de ahí en adelante llegarían sus grandes éxitos, gracias a las recaudaciones que le permitió su nuevo estadio, que seguiría llamándose Chamartín hasta que el 2 de enero de 1955 se decidiera, en reunión de la junta directiva y con la oposición, sincera o fingida, del presidente, llamarlo Estadio Santiago Bernabéu.