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INGLATERRA

Un exjugador inglés tomó drogas tras sufrir abusos sexuales

Un entrenador abusó de Paul Stewart a los 15 años. El exfutbolista del Tottenham y Liverpool confesó drogarse mientras jugaba para olvidar el trauma.

Paul Stewart confiesa haber tomado drogas para olvidar los abusos sexuales sufridos.
Mirror

Southampton-Tottenham en directo

Paul Stewart fue un gran futbolista inglés a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Debutó en el Blackpool y allí jugó hasta que el Manchester City decidió ficharle. Un año después se marchó al Tottenham por 1,7 millones de libras, equipo en el que destacaría a las órdenes de Terry Venables jugando al lado de Paul Gascoigne, fichado tan sólo un día antes que él. Después se marcharía al Liverpool, donde encadenaría múltiples cesiones hasta llegar al Stoke City. Después jugaría en el Sunderland y, antes de su retirada en el año 2000, en el Workington.

Ahora, a sus 52 años, el que fuera internacional con Inglaterra ha confesado al diario Mirror que tuvo que tomar drogas mientras practicaba el fútbol profesional para evitar el trauma de haber sufrido abusos sexuales por parte de un entrenador: "No creerías la cuántas veces he contemplado el suicidio, incluso cuando las cosas iban bien".

El exjugador cuenta cómo pasó del alcohol a las drogas para mitigar el dolor: "Al principio bebía para afrontarlo y bebía hasta no pensar en ello. Después empecé a tomar drogas para olvidar los abusos".

Explica que comenzó a tomar drogas a los 27 años, cuando empezaba a ser convocado por la selección de Inglaterra y describe lo fácil que era conseguirlas en cualquier parte de Londres: "Empecé a tomar drogas a los 27 o 28 años, cuando jugaba con los Spurs, pero después de eso continué casi a diario. Tuve un mal hábito durante quince años, tal vez más. Podía conseguirla a cualquier hora, en cualquier sitio. No sé cómo me sacaban al campo. A veces por eso no me escogían".

Su entrenador sospechó de que consumía drogas, pero él lo negó. Paul Stewart cuenta que a pesar de tener que pasar exámenes antidrogas, se arriesgaba: "La marihuana permanece mucho tiempo en el cuerpo, pero la cocaína se va muy rápido y yo la tomaba en dosis regulares. Me hacían controles de drogas, pero eran aleatorios y corrí el riesgo".

Por último, cuenta cómo fue la última vez que vio a su agresor: "Me pegó en el coche, en la garganta. Salí del coche y eché a correr. No volví a verle nunca más".