El Granada peleó su punto y el Valencia retroalimenta su crisis
El equipo de Alcaraz, colista, se adelantó en el 46' y Nani empató tras el descanso. Los de Prandelli, que sólo ha vencido una vez con el italiano, arrinconó a su rival. Ochoa fue clave.
Al Valencia se le hace un mundo cada partido, cada rival. Por Mestalla acudía un Granada con cartel de colista. Prandelli había dicho a los suyos que tenían que ganar "como fuera". Pero no saben ni tienen recursos. Los de Lucas Alcaraz evidenciaron las penurias de los blanquinegros. Orden e ideas claras fueron dos conceptos que le sirvieron a los andaluces para sumar un punto que no les saca de pobres ni del pozo de la tabla, pero que al menos les enseña el camino. Pero que no se fíen los de Alcaraz, porque enfrente tuvieron a un Valencia que está dónde dice la clasificación por méritos propios. 11 puntos lleva de 26 en juego. 4 de 18 en lo que antaño era un fortín: Mestalla.
Dos ideas resumen el por qué al descanso se llegó con 0-1. Por un lado, los de Prandelli tuvieron menos gol que señal de Wifi hay en buena parte del Sáhara. Queda todo dicho con que Cancelo, un lateral reconvertido en extremo, fuese el único futbolista capaz de generar algo que ni Rodrigo ni Nani supieron rematar. Por otro, el Valencia fue un desastre en la presión y transición defensiva y el Granada olió la sangre. Prandelli se desesperaba desde la banda al ver como el planteamiento de Lucas Alcaraz, de muralla (liderara por Uche) y de flechas arriba como Boga y Silva, le salía a la perfección. Porque anotó Carcela en el último suspiro del primer tiempo, si bien, Pereira y Kravets (éste al larguero) pudieron haberlo hecho mucho antes.
Mestalla tenía motivos para cabrearse. De juego y por resultado. Se mascaba la tragedia y quizás por ello desde la grada, en la que la Curva Nord está en 'modo avión', se optó más por la prudencia que por los reproches. Ayudó a ello el gol de Nani, que metía al Valencia en el partido con toda la segunda mitad por disputar. Prandelli buscó recursos con Munir y Bakkali, mientras que Alcaraz, equilibrio con Samper.
La virtud del Granada fue no dejarse llevar por el empate. Su línea de cinco atrás no se desdibujaba y con ella Ochoa se sentía seguro. Sobrio, serio y conocedor de sus virtudes y también defectos. Por ello rascó el colista un punto en Mestalla, que pudieron ser tres de no ser por un acrobático despeje de Mangala cuando Boga solo tenía que empujar la pelota con la cabeza para hacer el 1-2. También tuvo su ocasión el Valencia, de Bakkali que repelió Ochoa, amén de un gol bien anulado por fuera de juego de Rodrigo y un posible penalti no señalado sobre Mangala.
Lo dicho, punto para creer el que se cocinó el Granada en Mestalla, por más que siga sin conocer la victoria tras 12 jornadas de campeonato. Desquiciante panorama el que se le presenta al Valencia de Prandelli, con salidas a Sevilla y San Sebastián en sus últimas tres jornadas de un año, el 2016, para olvidar... y aún estamos en noviembre.