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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 18 DE NOVIEMBRE

¡Resulta que el Madrid no ha perdido! (1965)

Actualizado a
Partido entre el Real Madrid y el Kilmarnock, durante un partido de la Copa de Europa.
Diario AS

Estábamos en la undécima Copa de Europa, que al final sería la sexta que ganara el Madrid. Pero entonces no se sabía, ni se podía suponer. Di Stéfano se había marchado al Espanyol, Santamaría y Puskás envejecían, Gento todavía no parecía el mismo. El Madrid eliminó en la primera ronda al Feyenoord, con una gran goleada en casa, incluidos cuatro goles de Puskás. Fue su última gran noche, pero debido a la falta de marcaje y a la inocencia del Feyenoord. Entonces nadie podía prever que el fútbol holandés estuviera incubando a algunos de los mejores jugadores del mundo. Para esos tiempos, un equipo holandés era aún una de las peritas en dulce de cualquier sorteo.

La segunda ronda es con el Kilmarnock, un equipo escocés que no dice gran cosa, pero escocés al fin, y el Madrid viaja con aprensión. Salen: Betancort; Miera, Santamaría, Sanchís; Félix Ruiz, Zoco; Amancio, Pirri, Grosso, Puskás y Gento. Es un apunte ya del Madrid «yeyé», que se completará cuando entren Velázquez por Puskás, De Felipe por Santamaría y Serena en el extremo, corriendo a Amancio al interior y desplazando este a Pirri, a la media, por Félix Ruiz. Es, en definitiva, un Madrid de «entreguerras», que vive la nostalgia del glorioso reciente tiempo pasado. El partido no se televisa. Lo ofrece Radio Nacional, en la voz de Juan Martín Navas, uno de los grandes de la época. Su voz nos informa de las alternativas de un partido que acaban ganando los escoceses por 3-2... según Martín Navas. Y con ese resultado se fue la España madridista a la cama.

El día siguiente, ¡sorpresa! Resulta que los periódicos traen 2-2. ¿Un error? ¿Se olvidaron de anotar un gol? Se comparan unos periódicos con otros, en las tertulias de primera mañana de las cafeterías, y todos coinciden: 2-2, goles de McLean, Pirri, Amancio y McInally, para más detalles. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Y el otro gol del Kilmarnock? La aclaración llega de Radio Nacional, con las excusas pertinentes: al Kilmarnock le habían anulado un gol que Martín Navas había cantado como válido. En su puesto se quedaba sin visibilidad cuando el público se levantaba; y el público se levantó, efectivamente, para celebrar ese gol... y tardó en sentarse porque se quedó de pie protestando por la anulación. Cuando Martín Navas recuperó la visión, el juego se había reanudado, él pensó que después del pertinente saque de centro por parte del Madrid. Desde donde él estaba tampoco se veía el marcador y concluyó su narración teniendo siempre por válido ese gol que no lo había sido.

En su disculpa, hay que decir que al propio Bernabéu le pasó lo mismísimo. Lo vio desde el palco y sufrió la misma confusión, hasta el punto de que bajó al final al vestuario convencido de la derrota y dispuesto a regañarles. Los propios jugadores le dijeron que habían empatado y le aclararon el equívoco. En fin, el Madrid no había perdido ese encuentro, lo había empatado. En el Bernabéu ganaría holgadamente. Luego eliminaría al Anderlecht, tras un partido prodigioso de Betancort en Bruselas; más tarde, en semifinales, al Inter, flamante campeón de las dos últimas ediciones, y por fin ganaría la final ante el Partizan. Ya con Velázquez, De Felipe y Serena, que fueron entrando en el equipo titular sobre la marcha, hasta formar el célebre Madrid «yeyé».