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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 15 DE NOVIEMBRE

Inglaterra se plantea suspender los partidos internacionales (1934)

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Inglaterra se plantea suspender
los partidos internacionales
(1934)

Aquel partido fue de aúpa. Italia era campeona del Mundo, título ganado en su casa en ese mismo verano. Antes del Mundial había disputado un amistoso con Inglaterra en Roma, finalizado en 1-1. ¿Y en el Mundial? Pues al Mundial no fueron los ingleses, los inventores, porque entonces miraban todo el fútbol de fuera de las islas un poco por encima del hombro. Sentían que seguían siendo los mejores, aunque ya no lo eran tanto, y preferían no exponerse a que les demostraran lo contrario. Ni siquiera estaban afiliados a la FIFA por entonces. Mussolini quería ganarles. Hacerlo equivaldría a que Italia pasara a ser considerada unánimemente como la mejor selección del mundo. Vittorio Pozzo, el grandioso seleccionador de Italia en esos años, no estaba tan seguro de ganarles, y menos en el invierno inglés. Pero Mussolini estaba entusiasmado y allá fue la azzurra con la oferta de una fuerte prima en metálico más un Alfa Romeo por cabeza si conseguían ganar. El partido se disputó en Highbury, bajo una constante lluvia, ante 61 000 espectadores y radiado en directo para Italia con la retórica delirante de Carosio, el locutor favorito de Mussolini.

Italia salió con los campeones del mundo. Inglaterra, con siete jugadores del Arsenal y un jovencísimo Matthews como extremo derecha. En diez minutos, Inglaterra gana 3-0, y eso que ha fallado un penalti. Italia, además, juega con diez, porque Doble ancho Monti, su feroz mediocentro, está fuera del campo, y sin posibilidades de regresar al mismo, con un pie roto por un tackle de Ted Drake. Pero Italia se alza desde la desgracia y reacciona con fuerza, furia y fútbol. Le sale su orgullo de campeona mundial y un cierto aire de barrio, y desencadena una batalla de la que Hapgood sale con la nariz rota, Bowden con fractura de clavícula, Barker con una mano también rota y Ted Drake termina el partido como puede, con una feísima herida en la pierna. En la segunda mitad Meazza marca dos goles muy seguidos para Italia, que al final pierde 3-2, pero se marcha satisfecha. Carosio les ha bautizado como «I Leoni di Highbury» y al regreso a Italia son aclamados como héroes.

Inglaterra se queda aturdida ante la brutalidad en que ha degenerado el encuentro y el día siguiente la FA acuerda renunciar en el futuro a jugar partidos internacionales, salvo con las selecciones británicas, sus hermanas de Escocia, Irlanda y Gales. Afortunadamente, se volverá atrás de la decisión al cabo de un año, cuando le quedó a más distancia la fuerte impresión por el atroz partido. En 1938, Italia volverá a ganar la Copa del Mundo, esta vez en Francia. Inglaterra tampoco acudió a ese Mundial. Retrasó su primera presencia hasta 1950, donde perderá con España y con Estados Unidos. Y regresaría con las orejas gachas.