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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 10 DE NOVIEMBRE

Ufarte nos mete en el Mundial de Inglaterra (1965)

Gol de Ufarte contra la selección de Irlanda.
Diario AS

España había sido campeona de la Eurocopa en 1964, así que nos las prometíamos muy felices cara al Mundial de 1966. Por supuesto, estaríamos. Y podíamos dar guerra. La clasificación, además, no parecía gran cosa: Siria e Irlanda. Siria se retiró, así que se trataba de jugar a ida y vuelta con Irlanda. Pero en el primer partido, en Dublín, tropezamos inesperadamente. Iribar, en el 61', comete un fallo sorprendente: salta a por un balón fácil, lo agarra, se gira y lo mete en su propia portería. ¿Qué ha pasado?

Iribar había temido que alguna de esas cargas «británicas» le hiciera perder el balón y había pretendido enviarlo a córner para asegurar, pero en lugar de eso lo metió en su portería. El juego de ataque español fue romo durante todo el partido y perdimos 1-0. Mala cosa, porque entonces no bastaba con golear en el partido de vuelta. Se contaban puntos en los dos partidos, no goles. Así que en la vuelta había que ganar por lo que fuera y luego ir a un desempate. El partido se llevó a Sevilla, espacio siempre grato. Betancort sustituyó a Iribar, castigado por su fallo. Se hizo venir de Italia a Luis Suárez, cosa que no se hacía salvo en condiciones excepcionales. El equipo quedó conformado como el campeón de la Eurocopa, con muy pocos cambios. La cosa empezó fatal, con un gol rápido de los irlandeses. Pero luego tres goles de Pereda, interior del Barcelona con gran sentido del juego y buena capacidad de remate, pusieron el partido de cara. Finalmente, Lapetra elevó el resultado a 4-1. Goleada, sí, pero había que desempatar.

Y al desempate fuimos temblando. Fue en París, en el Parque de los Príncipes, y al comienzo del grupo por nada del mundo hubiéramos pensado que nos veríamos en esas. Salieron: Betancort; Rivilla, Olivella, Reija; Zoco, Glaría; Ufarte, Pereda, Marcelino, Suárez y Lapetra. El mismo equipo de Sevilla, el equipo eurocampeón con Betancort por Iribar, Reija por Calleja, Glaría por Fusté y Ufarte por Amancio. Ufarte fue un gran extremo, hecho en el fútbol de Brasil, donde llevó como nombre futbolístico el de «Espanhol», que remitía a sus orígenes. Porque Ufarte había nacido en Pontevedra y se fue a los siete años con sus padres, emigrantes gallegos en busca de una vida mejor. El Madrid quiso ficharlo, pero se encontró con que la Federación lo clasificaba de extranjero por haberse hecho en el fútbol de allí. Una mala interpretación que el Atlético supo resolver y lo trajo. Tenía el regate de Garrincha y empezó fenomenalmente en nuestro fútbol, hasta sombreros le tiraban en el Metropolitano. Luego, aunque siguió siendo magnífico, nunca igualó el nivel excepcional de sus dos primeros años.

Pero esta vez nos metió en el Mundial. Con toda España temblando ante el televisor consiguió por fin en el 82' un gol festejado por los miles y miles de españoles emigrantes que acudieron al partido. El choque había sido duro, áspero, mal jugado por todos, llevado por los irlandeses a un modelo de fútbol de rompe y rasga y balonazo de aquí para allá que perjudicaba a España, mucho más técnica. El gol de Ufarte redimió un mal partido. Estábamos en el Mundial. Claro que luego eso no nos añadiría ningún laurel. Una vez en Inglaterra, perdimos con Argentina, ganamos a Suiza y perdimos con la RFA. Con todo lo cual no nos dio más que para regresar a casa chasqueados. Por lo menos, habíamos estado. Entonces nadie sospechaba que para las ediciones de México (1970) y Alemania (1974) ni siquiera seríamos capaces de clasificarnos.