366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 8 DE NOVIEMBRE
River se corona en La Bombonera (1942)
Boca-River en vivo: Superclásico Torneo Verano 2018
Quedaban tres jornadas para el final del campeonato y River Plate era el líder, con cinco puntos de ventaja sobre San Lorenzo de Almagro. Era el River de «la Máquina», la fabulosa delantera formada por Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. En sus divisiones inferiores crecía un tal Di Stéfano, junto a otros llamados a ser grandes, como Pipo Rossi o Tarzán Carrizo. Pero aún no estaban en la primera, en ese equipo que hacía tan felices a los suyos. Ese día River jugaba en la cancha de Boca, su eterno rival. En La Bombonera. River había nacido en la Boca, pero con el tiempo se había mudado a un barrio más rico, Parque Palermo. Para entonces ya se les conocía como los Millonarios. La hinchada de Boca los detestaba tanto entonces como hoy. El entrenador era Renato Cesarini, que no contó para ese día con el equipo de gala, una alineación que aún hoy recitan muchos en Argentina, pero sí con uno que se le parecía mucho: Barrios; Vaghi, Ferreyra; Yácono, Rodolfi, Ramos; Deambrosi, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Se echa en falta, en el ala derecha, a Muñoz. Deambrosi, que le sustituye, había sido el extremo izquierda titular en «la Máquina», hasta que un día tuvo un rasgo de generosidad con un purrete que jugaba en su puesto y apretaba mucho. Y le dijo a Cesarini: «Andá, Renato, y ponéle hoy al pibe Loustau, que se lo merece». Y entró Loustau y ya no hubo quien le quitara el puesto. Deambrosi se quedó para sustituciones, como la de este día.
San Lorenzo jugaba en la cancha de Banfield y empezó perdiendo dos a cero. Las radios ya daban entonces noticia de lo que pasaba en otros campos. Pero en La Bombonera la cosa iba mal para River, que se enfrentaba a una gran delantera de Boca: Boyé, Elena, Sarlanga, Gandulla y Emeal. Gandulla marcó en el 26' y repitió en el 44'. Al descanso se marchó River perdiendo por 2-0. Encima, en la caseta supieron que San Lorenzo había descontado en la cancha de Banfield: ya solo perdían por dos goles a uno. Si empataban, obligarían a River a ganar. Si perdían, River tendría al menos que empatar para lograr el ansiado título esa tarde, en la cancha del rival.
Al poco de salir en la segunda parte, Pedernera hace un golazo, y no mucho más tarde la afición sabe que Sanz ha marcado para Banfield un tercer tanto. Aun así, River necesita empatar. En el minuto 71, un objeto arrojado desde la grada alcanza de lleno a Yácono, dañándole gravemente, por lo que se hace obligado retirarle. River tiene que seguir jugando con diez. Se recompone colocando a Labruna como lateral derecho. Y es el propio Labruna el que a nueve minutos del final hace la jugada del partido: se va hacia delante, deja atrás a Emeal, a Zárraga y a Lazzatti y cruza un centro a Loustau, que sobre la marcha empalma un cañonazo. Estrada, meta de Boca, rechaza como puede y Pedernera caza el rebote para inflar las redes. Es el 2-2, que se hace definitivo, porque San Lorenzo no logra ningún punto en Banfield, donde el local gana por 3-1. River queda con seis puntos de ventaja a falta de dos jornadas y es campeón. Da la vuelta olímpica a La Bombonera, en el que todavía hoy es recordado como el día más feliz del club de la banda roja por muchos viejos aficionados.
River ganó aquel campeonato con 46 puntos en treinta partidos, o sea, la media inglesa (ganar en casa, empatar fuera, se decía) más un punto. Ganó veinte partidos, empató seis y perdió cuatro. Marcó más goles que nadie, 79, y encajó también menos que nadie, 37. Su máximo goleador fue Pedernera, con 23 goles, seguido de Labruna con 15 y Moreno con 10. Deambrosi, pese a no ser estrictamente titular a partir de la entrada de Loustau, completó 29 partidos, porque siempre que faltó alguno de los otros componentes de «la Máquina» entró él en el puesto.