Mañana se cumplirá un año de la anterior visita del Valencia, cuando los celestes seguían el ritmo de Barça y Madrid en la azotea de LaLiga y los ches vagaban sin rumbo por la mitad de la tabla. Nuno estaba con las maletas hechas y el Celta era claro favorito en todas las apuestas. Pero esa tarde Parejo acaparó todos los focos e iluminó al Valencia en Balaídos. Firmó un partido imperial, con la inestimable ayuda de Alcácer, y rompió a la revelación de LaLiga en mil pedazos. Nuno salvó los muebles (sólo sería temporal) y el Valencia parecía recobrar sentido. Las cosas han cambiado en estos 364 días, pero tampoco demasiado. El Celta sigue embriagando con su inconfundible estilo y el Valencia no acaba de encontrar la varita mágica, aunque Prandelli les ha dotado de su sello y el futuro se ve con mejores ojos.
Defensa. Aquel osado que se atreva a apostar por un empate a cero seguro que se hace de oro. El Valencia todavía no ha conseguido dejar la portería a cero en lo que va de temporada y el Celta es un auténtico coladero. Sólo los tres equipos en posición de descenso han recibido menos tantos que vigueses y valencianos. Para más inri, la zaga de Berizzo está en cuadro. Sin Mallo, ni Gómez, ni Cabral, el Toto ha decidido apostar por el inédito Costas. El único titular habitual será Roncaglia. Por su parte, Prandelli paliará la baja de Gayà con el experimento de Montoya en la izquierda.
Ante este panorama, los delanteros se frotan las manos. Iago Aspas está imparable y en plena racha. En el otro bando, el fuego amigo de Rodrigo y Santi Mina es toda una amenaza. El gol está asegurado.
