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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 1 DE NOVIEMBRE

Juanito zarandea al árbitro en Zúrich (1978)

El jugador del Real Madrid, Juanito.
Diario AS

El Madrid estaba en su primera Copa de Europa «después de Bernabéu». El patriarca blanco había muerto el 2 de junio (véase) y le sucedía Luis de Carlos, un hombre bueno y tranquilo. Su obsesión era recuperar la Copa de Europa para el Madrid. La posibilidad de ese éxito dependía en buena parte de su jugador más desequilibrante, Juanito. Criado en el Atlético, una lesión hizo que el club madrileño le cediera al Burgos. Una vez allí, le dejó en libertad, tras un segundo año en el que sufrió muchas expulsiones. Juanito reaccionó a raíz de eso, jugó muy bien dos años y, tras ser pretendido por el Barcelona, fichó por el Madrid, por la preferencia que Martínez Laredo, presidente del Burgos, tenía por el club blanco, como ya se ha dicho anteriormente. Bernabéu buscaba entonces «un jugador que levantara al público de los asientos» para sustituir la pérdida de Amancio. Müller, ex jugador del Madrid y que lo había entrenado en el Burgos, se lo recomendó. Bernabéu lo fichó con reticencias por su carácter, y le daba frecuentes charlas sobre lo que significaba el Madrid y sobre la necesidad de guardar buena conducta.

En la primera temporada de Juanito el Madrid ganó la liga, alcanzó la final de Copa, y se las prometía felices. Tenía un buen equipo. El primer escalón en la Copa de Europa fue sencillo: el Progrès de Luxemburgo, al que gana por un total de doce a cero, entre la ida y la vuelta. Juanito marca tres de esos doce goles. La segunda ronda le enfrenta al Grasshopper suizo, en el que entonces está de mánager Netzer, ex jugador del club blanco. No parece un gran enemigo. En el partido de ida, en el Bernabéu, el Madrid gana 3-1. El primer gol es obra de Juanito. Es un resultado equívoco, que parece bueno pero no lo es tanto. Ya tienen valor preferente los goles fuera de casa para el caso de empate en el global de la eliminatoria, de manera que un dos a cero a favor de los suizos eliminaría al Madrid.

La vuelta, en Zúrich, se complica pronto, porque en el minuto 8 marca Sulser, el mismo jugador que ha hecho el gol del Bernabéu. Un solo tanto más dejaría al Madrid fuera, a menos que consiguiera a su vez marcar al menos un tanto. El Madrid juega nervioso, da la sensación de que es el Grasshopper quien controla la situación. A ratos parece que el Madrid no se decide entre defenderse o atacar. El árbitro, el alemán oriental Adolf Prokop, barre para casa, como suele ocurrir en la Copa de Europa. Quedan solo tres minutos cuando Sulser, otra vez él, marca el segundo gol, que el Madrid protesta por fuera de juego. Juanito es de los más visibles en la protesta, y por momentos parece que se va a comer al linier. Queda incluso la duda de si le ha llegado a dar un cabezazo. Pero Prokov no se echa atrás. El partido se reanuda y el Madrid ataca furiosamente el poco tiempo que queda, pero no hay nada que hacer. Acaba el partido y está eliminado. Juanito se retira excitadísimo, exigiéndole explicaciones al árbitro, seguido por las cámaras. Al llegar al túnel incluso le zarandea. Prokov hará constar en el acta eso, y también la forma en que Juanito se había conducido con el linier. El Madrid teme una fuerte sanción, que en efecto se produce: el día 9 la UEFA sanciona con dos años de suspensión para partidos de competiciones europeas a Juanito. Cuando el Madrid está preparando el recurso, Juanito no se lo pone nada fácil: «Es injusto e improcedente. No le pegué, solo le llamé hijoputa, y eso es costumbre en España, todos se lo decimos a los árbitros».