366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 28 DE OCTUBRE
Campeones de Europa en el modestísimo Toluca (1970)
Una noticia sobresalta ese día a los aficionados al fútbol: Atienza, Marquitos, Pachín y Félix Ruiz han fichado por el Toluca. Los cuatro eran futbolistas retirados, los cuatro habían sido del Madrid, los tres primeros, campeones de Europa, además. Cuatro celebridades. ¿Qué hacen en el Toluca? El Toluca es un equipo de Tercera, de una barriada de Santander, que juega en el Grupo II y marcha el último, sin haber conseguido un solo punto después de ocho jornadas. Es más: está en Tercera por un rebote, ocupando la plaza del Balmaseda, que renunció. ¿Qué hacen esas glorias en el Toluca?, se pregunta la gente.
Todo fue iniciativa de Marquitos, natural de allí y con amistades en el pequeño club. Marquitos denunció que el Racing no protegía al Toluca como debiera, a pesar de un convenio existente entre ambos clubes, y para lanzarlo concibió la idea de enrolarse él y enrolar a unos cuantos más. Peiró y Collar manejaron la idea de apuntarse, aunque no lo hicieron finalmente. Sí se incorporaron algunas otras viejas glorias del Madrid, singularmente Pachín, Mateos, Atienza y Pantaleón, con lo que casi medio equipo llegó a estar formado por veteranos, la mayoría más cerca de los cuarenta que de los treinta. En su movimiento había también algo vindicativo, porque existía un límite de edad en la categoría, aunque se jugase con ficha de aficionado, como fue el caso de ellos, y en su alineación había algo de desafío a esa norma. El movimiento sentó mal en el Racing, que no quiso ceder su campo de El Sardinero para los partidos, contraviniendo el convenio que tenía firmado con el Toluca de cedérselo para ciertos partidos. El Racing argumentó que cedía el campo al Toluca para que promocionara jugadores, no para que jugaran veteranos.
El debut, una salida ante el Barreda, el 1 de noviembre, fue prometedor: 1-1. El primer punto. El grupo estable que llegó a jugar partidos con continuidad lo formaron Marquitos, Pachín, Mateos, Pantaleón y Atienza. Generalmente, solo jugaban los partidos de casa. No asistían a los desplazamientos, salvo que los vieran muy propicios. Vivían en Madrid y viajaban en el día, en coche, o bien la noche anterior en coche cama. Se pagaban sus gastos. Pachín leía en el viaje novelas de Lafuente Estefanía y luego se las ponía como espinilleras. Con El Sardinero cerrado, jugaron en el campo del Regimiento Valencia, la guarnición de la ciudad, con grandes asistencias. En Madrid la gente preguntaba por la noche qué había hecho el Toluca. La aventura tuvo un halo romántico y rebelde. Marquitos declaró: «Somos demasiado viejos para ser jóvenes, pero también somos demasiado jóvenes para sentirnos viejos».
Pero la cosa no acabó bien. Los arbitrajes se volvieron en contra de este movimiento antifederación y, con ocasión del partido ante la Cultural, Marquitos y Pachín fueron expulsados y sancionados con un buen puñado de partidos. Al final, el Toluca cosechó nueve victorias, cinco empates y veinticuatro derrotas, lo que no le dio para salvarse. Acabó en el puesto decimoctavo, de veinte. Desapareció al año siguiente.