El primer Mundial con 48 países se disputará en América
Argentina y Uruguay, socios en la edición de 2030. Estados Unidos, Canadá y México quieren compartir la la Copa de 2026.
La FIFA prepara cambios en el formato de la Copa del Mundo. Su presidente, Gianni Infantino, está decidido a ampliarlo a 48 países. Para eso se considera necesario compartir los gastos en estadios e infraestructuras entre varios países. Estados Unidos, Canadá y México pueden presentar una candidatura conjunta para 2026 si vencen algunas dificultades. Argentina y Uruguay ya han acordado pedir la organización de la edición de 2030, año del centenario de la Copa del Mundo.
Infantino propone un Mundial de 48 países, aunque en realidad su intención es ampliar la fase de grupos de los actuales 32 a 40. Quiere que las 16 mejores selecciones que no se clasifiquen para el Mundial de 2026 disputen, justo antes del torneo y en el país o países sede, una eliminatoria por sorteo puro de la que saldrían las ocho nuevas selecciones que se sumarían a las 32 clasificadas en los grupos continentales, tal y como ahora están organizados.
Un Mundial de 40 países en la fase de grupos, que sería de 48 con la fase previa encajada en el calendario del torneo, es la fórmula óptima para la FIFA, que decidirá sobre su viabilidad en la reunión que mantendrá en Zúrich los días 9 y 10 de enero de 2017.
La dirección de la FIFA también quiere recuperar la fórmula de organización conjunta que ya se empleó en 2002, en el Mundial de Corea y Japón. Para ello tomará como modelo la Eurocopa de 2020, que se disputará en trece países europeos. España será uno de ellos y el estadio sede será San Mamés.
El hecho de que Rusia organice el Mundial de 2018 y Qatar el de 2022, el primero que se disputará en invierno, elimina a Europa y Asia como continentes de los siguientes Mundiales. La FIFA es partidaria de llevarse los de 2026 y 2030 a América, el primero al norte y el segundo al sur del continente. Una Copa del Mundo de cuarenta más ocho selecciones requiere al menos catorce estadios, doblar las inversiones en infraestructuras de transporte y hoteleras y gastos, en fin, que un sólo país no puede asumir.