Sanabria: "El gol del Bernabéu fue de lo mejor de mi vida"

-¿Cuántos años llevaba sin estar en España?

-14 años. Estoy muy contento de estar aquí y de respirar este aire. He cumplido una de mis promesas, que era regresar a Alicante. Estoy deseando pisar el Rico Pérez. Me emociona mucho el homenaje que me van a hacer y quiero volver a tocar ese césped y sentir las vibraciones que tenía cuando era jugador.

-¿Lo besará?

-Si me puedo agachar, seguro que lo hago. En ese campo hice muchas cosas buenas. Lo mejor que me ha pasado en mi vida es jugar en el Hércules. Nunca olvidará aquellos tres años y los llevaré siempre conmigo.

-Ahora hablaremos del gol en el Bernabéu, pero Sanabria hizo muchas más cosas en el Hércules…

-Subimos a Primera División, marqué un gol histórico en Madrid y también vi puerta contra el Barça y Atlético. Mi temporada fue muy buena. Además, nada más llegar nació mi hija en Alicante. Se daban todos los condicionantes para haberme quedado en el Hércules muchos años, pero aquello es pasado y prefiero pensar en el homenaje del domingo.

-Ahora sí, repasemos aquel 21 de abril de 1985 y ese gol. ¿Recuerda la jugada?

-Perfectamente. Ramos hizo una gran jugada por la izquierda, disparó y el balón dio en el palo. El rechace me cayó a mí y en ese momento me pareció estar en un sueño. Cuando me abrazaron los compañeros me di cuenta de que estaba viviendo una realidad y que había hecho algo muy grande.

-Tras el pitido, se tiró al césped y miró al cielo…

-Busqué a la afición del Hércules que viajó con nosotros y estaban en lo más alto del Bernabéu. Muchos me dijeron que estuvieron a punto de tirarse grada abajo para abrazarme. La gente estaba enloquecida y la alegría era inmensa.

-¿Qué pasó en el vestuario?

-Tardamos media hora en entrar porque nos quedamos festejándolo en el césped. Por cierto, agradezco que la afición del Madrid nos aplaudiese. En el vestuario vivimos una locura. Había muchísima gente y era un abrazo tras otro. Esos momentos nunca se olvidan.

-Y eso que les daban por muertos y descendidos a Segunda antes de llegar a Madrid…

-Éramos carne de cañón, pero el grupo tenía fe y sabíamos que podíamos ganar ese partido. Teníamos muy buen equipo. Era una final y queríamos demostrarle a esa gente que pensaba que nos iban a pasar por encima que estaban equivocados.

-Dice que les daban por muertos. Al Málaga y al Betis les bastaba con empatar y que el Hércules perdiese en Madrid para salvarse…

-Una semana antes sabíamos que tenían el partido arreglado. Un periodista, tras un entrenamiento, nos dijo que tenían apalabrado el empate porque pensaban que el Madrid nos iba a golear. Cuando yo marqué en el Bernabéu y les llegó esa información a los jugadores del Málaga y el Betis se chocaron entre ellos. No se lo creían.

-¿Guarda la camiseta de aquel día?

-Esa camiseta la cogió mi hija, la alicantina, y la usó para dormir muchos años. Era su camisón. Aún la tiene, aunque está viejecita.

 -Ha comentado antes que le hubiese gustado seguir en el Hércules y no ser traspasado al Sevilla…

-Así es. Yo hablaba mucho con Kempes porque dormíamos juntos en las concentraciones y los dos nos queríamos quedar. Sabíamos que había un buen bloque y que con unos retoques podríamos habernos quedado muchos años en Primera. Ganamos al Barça, al Atlético y al Madrid. Los grandes sabían que cuando venían al Rico Pérez iban a perder. Pero todo se torció y muchos nos fuimos. Enfermó nuestro presidente Rico Pérez, que hacía magia para pagarnos cada mes, y se cayó todo.

-¿Qué recuerda de la afición del Hércules?

-Para mí ha sido y es la mejor. Cuando yo jugaba ese campo estaba lleno. Por eso, ahora que están en Segunda B les digo que no pierdan la fe. La Segunda B no es una división para el Hércules y me da ‘bronca’ verlo en esa situación. Ojalá salga pronto del pozo.