El Nàstic elimina al Rayo de la Copa en la tanda de penaltis
Tras los goles de Maloku (23') y Manucho (50'), la eliminatoria se decidió tras lanzarse 14 penaltis, tres de los cuales falló el conjunto franjirrojo.
La Copa es una competición distinta. Ideal para sacudirse los complejos y para muestra, un botón. El Nàstic aterrizó en Vallecas como el colista liguero, un equipo que no había ganado ningún partido, y terminó sellando su pase a los dieciseisavos de forma agónica, con prórroga y penaltis (y más penaltis). Estirando al máximo la emoción. Los catalanes piensan ya en su próximo objetivo, en su siguiente movimiento porque en la Copa no hay batalla imposible, aunque ahora aguarde un Primera.
El asalto tarraconense comenzó en la portería y es que Dimitrievski salvó un peligroso disparo de Álex Moreno. Esa seguridad atrás, la buena colocación y los detalles de piezas como Muñiz (suya fue una de las jugadas más bonitas del partido, yéndose de dos rivales con bicicletas incluidas) o la efectividad de Maloku, quien cazó un centro de Ferran (ligeramente desviado por Quini), libre de marca por un error de la zaga rayista. El croata fulminó los 384 minutos que Vallecas había estado imbatido este curso.
A partir de ahí, la locura. Guerra de guerrillas. Buscando sorprender al rival. Lo intentó Lass, pero no consiguió conectar con el centro de Álex Moreno. Lo intentó Muñiz que vio adelantado a Gazzaniga, minutos después el meta atajó un amago de cabezazo de Emaná. Lo intentó Miku, aunque Piti no llegó a cazar el balón. Sin embargo, la más clara para los locales estuvo en los pies de Clavería que mandó alto un disparo desde la frontal. Enseñaba los dientes el Nàstic con una nueva falta lanzada por Muñiz. Balas al aire y la sensación de que la batalla podía decantarse de cualquier lado.
Sandoval desplegó el mapa y cambió la estrategia. Metió a Manucho y su primer zarpazo fue el empate. Aprovechó un pase atrás de Quini para tejer un zurdazo eléctrico que, a la postre, supuso su primer gol de la temporada. Era el momento del asedio local. Más madera.
Álex Moreno comandaba las contras, Trashorras reajustaba el rumbo buscando a Lass y Miku... mientras la zaga visitante hacía aguas. El dominio era vallecano, aunque el gol se resistía en el fuego cruzado. Dimitrievski cometió penalti sobre Lass en el 92', pero el portero (experto en estos lares) adivinó la trayectoria del lanzamiento de Miku. Así, con extrema intriga, se confirmó la prórroga.
Ahí los guardametas se fueron creciendo. Gazzaniga sacó una mano decisiva a Álex López. Dimitrievski paró en dos tiempos un trallazo de Manucho. Nervios, imprecisiones... El balón no quería entrar y la tanda de penaltis parecía inevitable. La igualdad era total entre ambos desde los once metros, hasta el punto de que la eliminatoria se decidió en el decimocuarto lanzamiento. Quini lo mandó fuera y el Nástic tuvo su final feliz. Su tarde de cuento.