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ITALIA 1 - ESPAÑA 1

Las 5 virtudes y los 5 defectos de la Selección ante Italia

España mostró dos caras ante Italia. En el primer tiempo fue la de las grandes noches con presión, equilibrio y agresividad. En la segunda, se apagó sin físico y por temor.

Actualizado a
Las 5 virtudes y los 5 defectos de la Selección ante Italia
JuanJo MartinEFE
AStv

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España mostró dos caras ante Italia. Una, la del primer tiempo, majestuosa. Segura de sí misma y dominadora. Otra, la del tramo final, agotada, atrincherada atrás, como peor vive, y temerosa. La Selección devolvió la ilusión con unos primeros cuarenta y cinco minutos de alta escuela, donde sólo faltó algo más de pegada y sobraron piernas enfrente ante un rival con tres centrales. Ahí, apabulló a su adversario con un 74% de posesión de media. Lopetegui mantuvo muchas de las señas de identidad que han hecho a este equipo hacer historia y le devolvió virtudes que había olvidado. Después, mostró algunos de los defectos que le han bajado del pedestal. El físico le abandonó, no supo mantener latente la amenaza de la contra y entregó el partido a Italia, siempre fiera y hambrienta, en una derrota clara con los cambios.

Estos son algunas de las virtudes y de los defectos mostrados en Turín:

Las cinco virtudes

1.-Presión: Como también le sucede al Barça, la verdadera salud de la Selección se calibra cuando persigue el balón más que cuando lo tiene. Para atacar, puede brillar sin estar bien por sus toneladas de talento. Pero para defender no engaña: sufre o acorrala. Ante Italia, España volvió a recuperar el balón de inmediato, en el área rival, sin dar oportunidad para armar la contra y, lo más importante, sin permitir al enemigo respirar y cargar las pilas. La lección de la Eurocopa le ha servido. Los centrales y Busquets volvieron a empujar desde atrás, con las filas bien prietas, y el centro del campo supo cerrar el centro y enseñar la banda para encerrar allí a los laterales con el objetivo de recuperar el balón. Italia se agobió. Y su afición se desesperó.

2.-Equilibrio: Busquets volvió a brillar en su especialidad. Tras varios partidos descentrado, el mediocentro fue clave para dar salida al balón desde la defensa, para agotar a Italia llevándole de banda a banda en pocos toques y para filtrar pases interiores a la espalda de De Rossi y Parolo. A Busquets le dio hasta para dar la (magnífica) asistencia del gol. En defensa, dio otra lección. Leyó como nadie el partido, fue agresivo, dio un recital en la anticipación y frenó a Italia cuando vio peligro con un par de faltas necesarias. Vivió con una amrilla como si tal cosa. Cuando está a ese nivel, el ataque lo dirige él y la defensa la levanta en la zona que desea.

3.-Con Koke hay mediocentro: El centrocampista del Atlético, por fin, está demostrando que su lugar es el eje central, donde pasan las cosas importantes, y que lo de la banda debe quedar para excursiones temporales. En un costado sólo sobresale centrando y sufre sin desborde. En el centro gobierna en plenitud. Estuvo inmenso, con un despliegue físico descomunal. Nunca camina y eso, para el resto, es una bendición. Siempre tiene algo que hacer. Quiso el balón más que nadie. Lo jugó con mucha solvencia, alternando el pase corto con el desplazamiento en largo para descomponer a la defensa contraria. Un seguro.

4.-Dominio Silva-Iniesta: La reconstrucción de España podía y debía estructurarse a lomos de otros futbolistas nuevos como Koke o Vitolo, pero era impensable sin contar de nuevo con Silva e Iniesta. Su dominio volvió a impresionar ante una defensa tan poblada y tan agresiva. Ellos dos consiguieron encontrar las pequeñas rendijas. Ellos dos lograron conectar con Diego Costa, con la dificultad que entrañaba tan rodeado. Ellos dos fueron capaces de encarar, romper líneas y filtrar pases imposibles. Únicamente les faltó acabar más jugadas. La timidez de los laterales, tan pendientes de lo que dejaban detrás con un 3-5-2, condenó la creatividad de ambos.

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GIUSEPPE CACACEAFP

5.-Agresividad: España, más bajita que Italia, más débil y a veces menos rápida, igualó la intensidad y muchas veces la superó. Por eso acomplejó a su oponente durante muchos minutos. Con balón ya se sabía que no hay debate. Ganar esa batalla psicológica fue importante. Ramos y Piqué siempre ganaron por arriba. Koke, Vitolo y Busquets mordieron como nunca. Y Diego Costa, pese a sus tics negativos de siempre, puso firmes a los centrales al pelear todos los balones, al lograr ser un referente en rodeo ajeno y al lograr pisar el área con peligro. Cuando él se fue, coqueteando con la roja, Italia respiró aliviada.

Los cinco defectos

1.-Salida desde atrás: Con tanta vigilancia a Iniesta y Silva, sobre todo en el segundo tiempo, el concurso de los defensas para sacar el balón jugado era fundamental. Y ahí, sólo Piqué entendió el mensaje. Ramos no está fino. Perdió varios balones fáciles por algunas desconexiones. Alba, que es el que más soluciones suele dar, duró poco por la lesión. Nacho, diestro en la zurda, bastante hizo con estar sobresaliente en defensa y con no arriesgarla en ataque. Y a Carvajal se le ve algo más estático que de costumbre. Cuando Italia coordinó su presión y tapó a Busquets, la Selección no fue capaz de articular un primer pase de seguridad que le pusiera en pista de despegue hacia una buena contra. Hubo demasiadas pérdidas que condenaron la salida limpia y que, además, dieron alas a Italia.

2.-Sin contra: En la primera parte fue imposible intentar otra alternativa más allá del toque, la posesión y la paciencia. Sin embargo, cuando Italia se vio contra las cuerdas y propuso otro partido lejos de su área, España no supo, o no pudo, correr. La salida de Morata no aportó esa amenaza necesaria para recordarle a Italia que si salía de más, podía caer definitivamente. Sólo lo hizo una vez a través de Vitolo y, tras su falló, dejó de insistir obsesionado por tapar. Lopetegui pudo descolgar a más jugadores buscando la réplica tras recuperación y prefirió malgastarlos en defensa. Ahí se desgastó España, desistió de la sentencia y fue cuando comenzó a morir. Quiso defenderse con el balón (para eso salió Thiago), pero no lo encontró.

3.-La pegada: Una vez más España volvió a deleitar a los amantes del toque y volvió a desesperar a los más prácticos que entienden que una jugada sin finalizar es un peligro a la contra. Nadie probó a Buffon, inseguro, desde lejos. Se insistió demasiado en perfeccionar las triangulaciones y no se intentó el disparo desde media distancia. Iniesta ha hecho goles históricos desde fuera del área. Silva borda esa especialidad. A Vitolo no se le da nada mal. Y Koke, cuando le pega bien la rompe. Parecieron no recordarlo. Probar desde lejos era crucial para forzar a Barzagli y compañía a salir de la cueva, para alargar a Italia obligándole a dejar espacios a la espalda y para ser menos previsible.

4.-Balón parado: España probó sacar partido a la estrategia de diversas formas, pero nunca hizo daño. Comenzó sacando los córners en corto para intentar mover a su rocosa defensa. No hubo forma. Después prefirió buscar a Piqué, Costa, Ramos y Busquets de forma directa. Tampoco tuvo suerte. Con las faltas se encomendó a Koke, que jamás pasó del primer palo. También intentó dar una vuelta a la pizarra y sacar balones parados buscando la peinada al segundo palo. Lo que no intentó fue hacer dudar a Buffon. Sacando un zurdo desde la derecha y un diestro desde la izquierda. O viceversa. Cualquier cosa para crear incertidumbre en la defensa. Siempre se intentó lo mismo y siempre se encontró idéntico resultado.

5.-Físico: España mostró un nivel muy superior a lo mostrado en la Eurocopa. La entrada de Carvajal, Koke y Vitolo, sabia joven, se nota. Sin embargo, no se dosificó bien y se quedó sin gasolina cuando más falta le hizo. El 0-2 de Vitolo le hubiera bastado para acabar con la reserva, pero falló y España sufrió demasiado. Ahí, los cambios del segundo tiempo no llegaron a tiempo y cuando entraron, no aportaron lo debido. Lejos de mejorar al equipo lo empeoraron. Justo lo contrario que sucedió en el bando contrario. Bonaventura, Belotti y, sobre todo, Inmobile dieron energía a una Italia que aunque resucitó con un error de España pudo acabar remontando.