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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 13 DE SEPTIEMBRE

Di Stéfano se enfrenta al Madrid (1964)

Di Stéfano, en su debut con el Espanyol ante el Real Madrid.
Diario AS

Y más Di Stéfano, porque aquel verano había cambiado de club. Tras la final de la Copa de Europa perdida en Viena, ante el Inter, Bernabéu decidió que tenía que cambiar el equipo. Al genial argentino se le ofreció seguir como secretario técnico, pero rehusó. Estaba en la frontera de los treinta y ocho y quería seguir jugando al fútbol. Manejó una oferta del Celtic de Glasgow (que tres años después llegaría a ser campeón de Europa), pero prefirió la del Espanyol. Allí estaba de entrenador Kubala, que la temporada anterior había terminado su carrera como futbolista, precisamente en el Espanyol. El club hizo varias adquisiciones interesantes, dentro de un proyecto que a Di Stéfano le gustó: fichó al veterano meta bilbaíno Carmelo, que había sido desplazado por Iribar en el Athletic de sus amores; a Ramírez y Rodilla del Valladolid, al extremo Vall, del Levante, al bético Kuszmann (exiliado húngaro) y al marroquí Riahi, del Córdoba. Eran buenos refuerzos.

Para el madridista, la salida de Di Stéfano fue un trauma y dividió a la afición. Al fin y al cabo, el Madrid había sido campeón de la última liga con cinco jornadas de antelación y finalista de la Copa de Europa. Di Stéfano había contribuido con 11 goles en la liga (en 24 partidos) y cinco en la Copa de Europa (en nueve). Todavía estaban las discusiones en la calle cuando, a mitad del verano, se sorteó el calendario de liga y estalló la bomba: en la primera jornada el Madrid visitaría Sarriá. Se enfrentaría a Di Stéfano, por tanto.

Televisión Española (la única que había en la época), con buen ojo, contrató la transmisión del partido, que fue colocado, excepcionalmente, el domingo por la mañana, para no restar público en otros campos. El equipo del Madrid es casi idéntico al de la temporada anterior, solo que con Grosso en el puesto de Di Stéfano. Salen: Araquistáin; Isidro, Santamaría, Miera; Müller, Zoco; Amancio, Félix Ruiz, Grosso, Puskás y Gento. Grosso era un joven delantero de buen estilo, goleador, que el año anterior había alcanzado notoriedad porque el Madrid lo sacó del Plus Ultra para cedérselo al Atlético, que estaba en apuros. Grosso marcó tres goles, de los que el más sonado fue el primero, una tijereta ante el Murcia, el día de su debut, televisado. El Espanyol salió con: Carmelo; Juan Manuel, Bartolí, Riera; Kuszmann, Ramírez; Vall, Idígoras, Di Stéfano, Rodilla y Martínez. Ramírez (16’) adelantó a los locales, pero Puskás (57’ y 82’) dio la vuelta al marcador. Di Stéfano rozó el gol en un gran tiro libre, que lanzó raso, por debajo de la barrera, contando con que esta saltaría para prevenir un posible tiro alto. Pero Araquistáin adivinó la jugada e impidió el gol.

Puskás y Di Stéfano salieron abrazados. El trago había pasado. Di Stéfano se mantuvo dos temporadas en el Espanyol, pero en las dos evitó visitar el Bernabéu como rival, gracias a sendas oportunas lesiones. Solo tuvo que jugar en un desempate de Copa, la segunda de esas temporadas, con el Sporting de Gijón. Luego volvería a jugar en el Bernabéu ya el día de su homenaje, ante el Celtic de Glasgow, el 7 de junio de 1967. El Celtic se acababa de proclamar campeón de Europa y ganó el partido por 0-1, gol de Lennox. Di Stéfano jugó catorce minutos, al cabo de los cuales le dio el relevo a Grosso, que había heredado su camiseta número nueve.