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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 5 DE SEPTIEMBRE

Javi cae ante Chipre y por fin se va (1998)

Actualizado a
Clemente, tras la derrota de España ante Chipre, su último partido como seleccionador de España.

Clemente fue un seleccionador muy polémico, por su modo de juego y sus declaraciones. Licenció a la Quinta del Buitre, desdeñó el juego elaborado y acostumbró a poblar el medio campo con defensas centrales, tipo Hierro, Nadal o Alkorta, tras los que a su vez había más defensas centrales. El desgarbado pero certero Julio Salinas era su delantero estrella.

España jugaba al patadón, aunque con resultados aceptables. Entró en polémica (disfrutaba con ello) con buena parte de la prensa. Él trató de polarizar aquello como un ataque organizado desde el grupo PRISA (la Cadena SER, El País, Canal+ y luego también As), pero cada poco iba engrosando el grupo de los críticos.

Cayó en cuartos de final en el Mundial de EE UU y a la misma altura en la Eurocopa de Inglaterra. En el Mundial de Francia fue peor: España no pasó de la fase de grupos. Zubizarreta, su portero de gran confianza, falla estrepitosamente el primer día, ante Nigeria. Al finalizar España su presencia en el campeonato, Zubizarreta se retira, lo que confirma que el seleccionador le había llevado cuando ya estaba en las últimas. El ataque a Clemente ya es generalizado por parte de prensa y afición. Pero Villar, que antes del Mundial le ha alargado, en una especie de desafío, el contrato hasta la siguiente Eurocopa, le respalda. El verano transcurre en una calma tensa. El grupo de clasificación para la Eurocopa nos presenta como rivales a Rusia, Israel, Chipre y San Marino. El primer partido tras el regreso de vacaciones se juega en Chipre.

Y allí España pierde por 3-2 y se arma la marimorena. Curiosamente, ese día Clemente había empezado a modificar sus convicciones y había alineado hasta cinco delanteros: Etxeberria, Alfonso, Morientes, Raúl y Luis Enrique. Luego lo lamentará: «Si jugara otra vez el partido, pondría ocho defensas». Sigue lanzando desafíos y traslada la culpa a la prensa: «Hemos salido al ataque, como pedíais, ¿y ahora, qué?». Los días siguientes, mientras Chipre arde en fiestas (su selección estaba clasificada por esos días como la octogésima del mundo), la prensa nacional ya es un clamor unánime contra Clemente. El PSOE e IU llegan a pedir a Esperanza Aguirre, ministra de Cultura y Deportes, que inste el cese fulminante del seleccionador.

Esperanza Aguirre es sensible a la situación y declara: «Los aficionados merecen que se les suba la moral y se les dé una luz al final de ese túnel que dura ya desde el Mundial». Clemente, al que la noticia de la declaración de la ministra le llega jugando al golf, replica: «Yo les diré a la señora ministra o al señor presidente del Gobierno, si verdaderamente a ellos les hacen caso, qué medidas hay que tomar en este país». El PNV sale en su defensa por voz de Anasagasti: «Si fuera de Madrid no le pasaría esto». Los jugadores le piden que se quede, los telediarios no hablan de otra cosa. Pero la suerte está echada. Villar, su único respaldo, entrega por fin la cabeza del Bautista.

El día 10, Clemente anuncia que se va, con un abstruso mensaje. «No ha sido cese ni dimisión.» Y se fue, seis años y un día después de acceder al cargo, con un palmarés, en realidad, apreciable: 62 partidos, 36 victorias, 20 empates, 6 derrotas, 126 goles a favor y 43 en contra. Pero nunca pasó de cuartos de final en el Mundial o en la Eurocopa.