366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 7 DE AGOSTO
El día que Noruega fue Owens (1936)
Los JJ OO de Berlín en 1936 son frecuentemente recordados por los disgustos que Jesse Owens le dio a Hitler, particularmente en la prueba de salto de longitud, en la que batió al favorito alemán, Lutz. Para Hitler, aquellos JJ OO deberían servir como exaltación de los atletas del Reich, cuyos éxitos deportivos servirían para confirmar sus teorías de superioridad racial y para elevar la moral y la cohesión de la nación alemana. Jesse Owens, el negro norteamericano que ganó las medallas de oro en 100, 200, longitud y el 4 x 100 de relevos, representaría ante la Historia su mayor frustración en esos JJ OO. Pero no fue la única.
En fútbol también tuvo una seria decepción. Alemania concurría con un gran equipo, que había sido tercero en el Mundial de 1934, en Francia. Alemania, contra lo que ya hacían otros países, no reconocía aún el profesionalismo, por lo que en su selección olímpica presentaba a los mejores jugadores del país. En el partido inaugural, ante Noruega, estaban cinco de los que dos años antes habían alcanzado el tercer puesto en París. El partido, en el Poststadion de Berlín, convocó a 55 000 espectadores. El partido tenía además los honores de servir para una transmisión «experimental» por televisión, de poco alcance, pero que le daba mayor dimensión de acontecimiento nacional. Todo estaba dispuesto para que Alemania ganara este partido y los sucesivos. Todo estaba dispuesto para que Alemania ganara el mayor número posible de medallas de oro, incluida, claro, la del deporte más popular, el fútbol.
Pero ganó Noruega, con sus muchachos muy altos y muy rubios, más altos y más rubios que los alemanes. Marcó los dos goles Isaksen, en el minuto 7 y en el 83, goles capicúas, a siete minutos del comienzo y a otros siete del final del partido. Cuentan las crónicas que su cerebro, el veterano Tipen Johansen, manejó el partido y que el medio centro, antiguo delantero, Jørgen Juve, fue un titán en el medio campo. Entre eso y la confianza de los alemanes, el partido se decantó para los noruegos. La opinión oficial culpó al seleccionador, Otto Netz, que después penaría por esta derrota: cuando al final de la guerra fue capturado por los rusos no contó con nadie que hiciera gestiones por liberarle. Murió en el campo de concentración de Oraniemburgo, de meningitis, en febrero de 1949. Por su parte, el seleccionador noruego, Assi Halvorsen, también pagó las consecuencias por aquel partido. Cuando Alemania invadió Noruega, en abril de 1940, luchó y fue apresado. Los alemanes le enviaron primero al campo de concentración de Natzweiler y luego al de Vaihingen, de donde pudo ser rescatado por los suecos, tras negociación con Himmler e intercambio de prisioneros, el 5 de abril de 1945. Salió con la salud muy quebrantada y falleció solo diez años después.