Raúl Navas marca y olvida el calvario de 14 meses lesionado
Buena segunda parte de la Real ante un Burnley al que dominó, aunque le faltó contundencia en las áreas. Un error atrás permitió el empate de Gray cerca del final.
Los blanquiazules mantienen sus buenas sensaciones del verano, con un fútbol basado en la posesión y un sistema defensivo muy completo que minimiza las opciones de gol del rival. Pero el equipo de Eusebio no anda contundente en las áreas y la defensa en ocasiones se acatarra; permitió una maniobra de genio de Andre Gray, que lleva nueve goles en seis encuentros este verano y el año pasado se salió en la Segunda británica con 25 dianas, para empatar a dos minutos del final. Un balón casi de circo, conducido tras un rebote, permitió al punta inglés recoger la pelota y recortar a un partido Elustondo (no tuvo una tarde afortunada) y fusilar como un nueve matador.
Pese a la alegría de Navas, no fue un partido de guante blanco, un pasillo de honor al central sevillano. El Burnely busca la gloria pasada y trata de dar bocados de prestigio ante equipos de LaLiga. El conjunto conocido como ‘The Clarets’ fue uno de los fundadores de la Premier allá por el año 1888. Ha llovido pero ganó dos títulos las temporadas 1920-21 y 59-60, y una FA Cup, en 1914. El club destaca por haber sido campeón en las cuatro divisiones inglesas y tras un fugaz paso por la ‘Championship’, la Segunda División Inglesa, los dirigidos por Sean Dyche ascendieron la pasada temporada de manera directa a la Premier tras finalizar la temporada en primera posición. Tiene mayoría de jugadores británicos, y pocas incorporaciones, el exguardameta internacional Paul Robinson y Gray son los jugadores más destacados. Este llegó por un viejo conocido: Danny Ings, que el año pasado era el capricho de Moyes, pero se lo arrebató el Liverpool. Pues bien, el cuadro local se empleó con contundencia, exagerada en ocasiones. Como una entrada salvaje de Marney con los pies por delante a Concha, que le pudo hacer mucho daño. Salió cojeando al filo del descanso, con una fuerte contusión en la tibia izquierda, y luego se quedó en la caseta. Poco después, ya en la segunda parte, Lowton peleó de cabeza con Héctor Hernández y llegó algo tarde, de tal manera que el txuri-urdin cayó mal y se hizo daño en un brazo. Y al poco de acabar, en esa misma zona, Boyd le dio un manotazo al lateral pucelano. Quizá porque aún no hay ritmo ni precisión, algunas entradas estaban fuera de guión, por ambos bandos.
El partido careció de interés los primeros 20 minutos. Luego cobró algo más de vivacidad, con Vela muy voluntarioso atrayendo defensas y ofreciéndose en la distribución de juego. Jones aprovechó un error en la zaga visitante y falló un gol cantado en boca de gol. En el 47’, Elustondo midió mal un despeje y Gray le robó la cartera, pero este Burnley no tiene excesivo instinto matador. De repente en la segunda parte, el juego encendió una bombilla. Había luz y la Real se hizo la dueña del espectáculo. En el minuto 53, el cuadro británico se hizo un lío con esta manía guardiolista de sacar el balón controlado a toda costa aunque haya un enjambre acechando el área propia. El portero le dejó un marrón a Mee, que no tuvo más ocurrencia que darle un balón a Oyarzabal, pero a puerta vacía desaprovechó el regalo.
Era un martillo ofensivo la Real. Fluido y descarado. Salió Juanmi y empezó a cabalgar. En el 63, el malagueño, enrabietado por su fracaso en el Southampton, lanzó una internada, recortó y cedió a Bautista, que rodeado por tres jugadores, se desenvolvió con soltura pero envió el balón al palo. El Burnley sólo hizo tres cambios y Eusebio movió cuatro piezas, síntoma del carácter semioficial de la velada. Aunque se guardó mucho, empezando por Illarra, porque mañana llega otra prueba, más complicada: el Middlesbrough de Karanka. El equipo sigue invicto en pretemporada: cinco victorias y dos empates, y salió en la segunda parte con seis chavales que estaban el filial hace nada.