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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 31 DE JULIO

Asesinato del presidente del Málaga (1971)

Asesinato del presidente
del Málaga (1971)

En el verano de 1971 el Málaga vivía días felices gracias a la gestión de un presidente que había hecho las cosas bien. Se trataba de Antonio Rodríguez López, había nacido en Orense, en una familia sin dinero, y había trabajado muy duro hasta alcanzar una posición. Primero en su ciudad, luego en Avilés, luego en Bilbao, luego en Francia… Casi siempre en relación con la industria del metal. Con el boom turístico se desplazó a Torremolinos, donde hizo fortuna en la construcción y llegó a ser propietario de varios hoteles. Se hizo presidente del Málaga cuando este estaba en Segunda División y consiguió ascenderlo, con el célebre Viberti como su jugador emblema. El ascenso fue acogido con júbilo en la ciudad y muy agradecido su detalle de, una vez de haber regresado en avión tras el partido del ascenso, desplazarse a la estación con los jugadores para recibir a los aficionados que habían hecho el desplazamiento en tren. Tras el ascenso, reforzó aún más el equipo con jugadores como el meta Deusto, Vilanova, Macías o Roldán. La gente en Málaga le adoraba.

Por eso fue un bombazo su muerte, producida cuando le atacaron dos personas armadas de estiletes. Antonio Rodríguez se los encontró al salir de su casa y se bajó del coche a discutir con ellos porque los identificó como los mismos a los que había visto el día anterior subidos en un árbol desde el que vigilaban su casa y su jardín. Cuando bajó del coche, le atacaron con sus estiletes, alcanzándole en zonas letales. Él hizo uso de la pistola que siempre llevaba encima y uno de los dos agresores, llamado Manuel Cerezo Cerezo, falleció de los disparos. El otro se esfumó.

Manuel Cerezo Cerezo, natural de Murcia, resultó ser un delincuente de poca monta. El crimen adquirió un eco descomunal, con la circunstancia añadida de que esa misma mañana el gerente del club, José María Zárraga (capitán del Madrid en los años de Di Stéfano) y otros directivos se encontraban en Madrid para presentar la inminente edición del trofeo Costa del Sol, torneo de verano que se había instaurado en la ciudad, a semejanza de los más veteranos Carranza, de Cádiz, y Teresa Herrera, de La Coruña. Antonio Rodríguez había renunciado previamente a acudir al acto, lo que, a la luz de lo sucedido, hizo pensar que se veía sometido a algún tipo de presión extraña. De hecho, después se supo que estaba reuniendo dinero, hasta cinco millones de pesetas, de diversos bancos, se supone que para entregarlo a algún chantajista. El acto de presentación del Costa del Sol se quebró así abruptamente. La autopsia dio como resultado que la muerte se había producido por tres puñaladas en el corazón. La precisión del ataque hizo pensar en especialistas, contratados ex profeso.

El entierro fue un acto de duelo en Málaga como no se recordaba, con miles de personas en la calle acompañando el cortejo. El féretro lo portaron los jugadores más célebres de la plantilla: Viberti, Pons, Iglesias, Irles, Migueli… Asistieron todas las autoridades de la ciudad, personajes del fútbol de Andalucía y España, se recibieron cincuenta coronas y más de trescientos telegramas. Al pasar el cortejo frente a la sede del club, en la calle Trinidad, 25, se detuvo para rezar un padrenuestro y guardar un minuto de silencio. A las ocho de la tarde, y tras una misa de córpore insepulto, fue enterrado en el cementerio de San Miguel.

El caso dio lugar a una larga investigación de la que no salieron conclusiones, o al menos no fueron hechas públicas. Sí trascendieron informaciones que relacionaron al fallecido con alguno de los negocios fallidos en La Línea de la Concepción, cuando el Gobierno concedió créditos baratos para montar en esa ciudad una zona industrial que compensara a los linenses del cierre de la verja de Gibraltar.