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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 8 DE JULIO

España gana el Mundial Militar (1965)

La Selección española, contra Marruecos en el Mundial Militar de 1965.
Diario AS

¿Quién dijo que España nunca ha ganado un Mundial de fútbol? Sí hemos ganado uno… pero militar. ¿Y eso qué es? Pues eso es un campeonato que se jugaba en los años sesenta, y que España tomó relativamente en serio en algunas ediciones, hasta el punto de que en una de ellas alcanzamos la semifinal (abandonamos el campo de juego, en Marruecos, en protesta por el arbitraje) y en otra ganamos el título, el de 1965. Esa edición se resolvió en suelo español, en Asturias concretamente, en los campos de Avilés, Oviedo y Gijón. A la fase final concurrieron Bélgica, Turquía y Marruecos. Y nosotros, claro. Los jugadores eran futbolistas «de verdad», aunque en edad militar, y sujetos a la mili aunque, en general, de aquella manera, como se dice en Valencia. Rebajados, escaqueados, enchufados… Ir de cuando en cuando por allí y hablar un poco de fútbol con el mando. Y jugar este Mundial. Eso es lo que se les pedía.

El 23 de junio, el general Sagardoy, jefe supremo del operativo, anuncia, con el seleccionador Villalaín a su lado, el grupo de jugadores convocados, casi todos ellos figuras ya conocidas en Primera División. Como porteros iban Rodri (Atletico), otro Rodri (Levante, para la ocasión Rodri II) y Badía (Mestalla, el filial del Valencia); los defensas eran Gallego (Barcelona), Rebellón (Sevilla), Echarri (Valladolid), Osorio (Espanyol) y De Felipe (Madrid); en la media, Tejada (Madrid), Martínez Jayo (Atlético), Guedes (Las Palmas) y Glaría (Atlético); en el ataque, Rogelio (Betis), Oliveros (Sevilla), Fusté (Barcelona), Vidal (Barcelona), Trallero (Atlético), Ufarte (Atlético), Grosso (Madrid), José María (Oviedo), Rodilla (Espanyol), Martínez (Espanyol), Pintado (Sevilla), Germán (Las Palmas), Poli (Valencia) y Moya (Melilla). Muchos de ellos habían sido ya, o lo serían después, internacionales absolutos. Fusté había sido incluso campeón de la Eurocopa un año antes. A los jugadores del Atlético, presentes en el acto, se les autoriza a regresar con su club para jugar la final de Copa, ante el Zaragoza, y regresar después a la concentración.

El torneo es por liguilla y España lo gana en el tercer partido, tras batir bien a Bélgica (5-1) y empatar (1-1) con Turquía. El tercer partido es contra Marruecos, a la que ya había ganado Turquía. Los turcos, que llegan a esa jornada empatados a puntos con nosotros, necesitan golear a Bélgica, pero se quedan en 2-1. Así que España, que bate a Marruecos por 3-0 en esa última jornada, es la campeona del mundo… militar.

Este día jugaron ante los marroquíes Rodri; Echarri, De Felipe, Rebellón; Martínez Jayo, Gallego; Ufarte, Oliveros, Grosso, Fusté y José María. Oliveros se fracturó la clavícula y fue sustituido por Poli en el minuto 14. Era una alineación de tronío: un equipo así fácilmente hubiera estado entre los aspirantes al título en aquel año. Y ganó la final bien, con Ufarte en estrella. Él hizo el primer gol, tras saque de una falta por parte de José María, que entregó a Fusté, cuyo centro al área fue rematado por el extremo atlético. Era el 9’. En el 30’, un tirazo de Gallego (que jugó en la media, el que se incrustó en la defensa fue Martínez Jayo) se le escapa al portero marroquí y se cuela. En el minuto 63, jugadón de Ufarte, con centro que Fusté remata. El partido fue televisado en directo para España y Marruecos, y la realización aprovechó para mostrar varias pancartas de fraternidad hispano-marroquí. La agencia oficial Alfil informa de que, «al finalizar el encuentro, jugadores españoles y marroquíes se fundieron en un fraternal abrazo, de júbilo los unos, de felicitación los otros, coreado por las ovaciones y los aplausos del público».

Lo de Perejil quedaba muy lejos todavía.