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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 28 DE JUNIO

El Barça gana la final que dura cinco semanas y Alberti canta a Plattko (1928)

Plantilla del Barcelona con Plattko en el equipo.
Diario AS

A aquella final de Copa llegaron la Real Sociedad y el Barça, y se dispuso que debía jugarse en El Sardinero. Y así fue. El partido se concierta para el 20 de mayo y resulta tremendo. Se juega bajo un vendaval y fuerte lluvia, y con enorme dureza. En la primera parte resulta lesionado Plattko, meta del Barça, que tiene que retirarse. El interior Arocha (entonces no se permitían cambios) tiene que ponerse de portero. Más tarde se lesiona Samitier, que debe retirarse también. El Barça se queda con nueve. En la segunda parte, salen los dos lesionados. Plattko, muy dañado, hace proezas inverosímiles. A Alberti, que presencia el partido, le produce una profunda emoción que estalla en el poema más bello escrito sobre fútbol en lengua española. La «Oda a Platko». El poema describe la emoción con que el poeta asiste al fragor de un partido jugado bajo el viento y la lluvia, entre un equipo mermado por las lesiones y otro brioso e íntegro, camisetas azules aladas, que atacan una y otra vez a la puerta tras la que salta, embravecido, el Cantábrico. Y canta sobre todo a un portero pararrayos, embadurnado de barro y sangre, venido de una tierra lejana. Una sola pega: Alberti escribió Plattko con una te, pero según consta en su firma en la ficha federativa, está escrito con dos.

El partido termina finalmente en empate a uno, tras prórroga en la que Plattko resiste el ataque de la Real y el dolor de sus lesiones. Se fija el desempate para dos días después. Por supuesto, Plattko no está. Le sustituye Llorens. De nuevo hay empate tras la prórroga. Se pretende resolver la final otros dos días más tarde, pero surge un problema: la proximidad de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam. No afecta al Barça, pues todos sus jugadores son profesionales, y estamos justo en los años en que el COI ha plantado los pies en la pared y ha decidido ponerse serio con el profesionalismo, particularmente con el fútbol, que venía ignorando la norma. Pero varios jugadores de la Real (Amadeo, Marculeta Trino, Kiriki, Mariscal…), que mantienen su condición de amateurs, están convocados para la selección olímpica. El primer partido está fijado para el día 30, así que no hay tiempo para otro desempate. Hay que esperar a que pasen los JJ OO. La tercera final se juega, por fin, tal día como hoy, un mes, una semana y un día después de la primera. Tampoco está Plattko, aún sin curar de sus lesiones de cinco semanas antes. Pero el tiempo es otro, el campo está seco y el fútbol más técnico del Barça se impone por fin. Gana por 3-1 y se proclama campeón de la final más larga de la historia. Y en España cobra popularidad un hermoso poema escrito por un poeta gaditano a un portero húngaro que, embarrado, ensangrentado y fracturado, frenó a las camisetas azules y blancas frente a un mar embravecido.

Plattko, que había sido fichado por el Barça para compensar la pérdida de Zamora cuando este regresó al Espanyol, se curó de sus lesiones y volvió a jugar con éxito en este equipo dos temporadas más. En la de 1930- 1931 pasó al Recreativo de Huelva. Luego fue entrenador, entre otros equipos del Barça, en dos oportunidades, antes y después de la guerra (dos hermanos suyos también entrenaron en España), e hizo una larga carrera como técnico, sobre todo en Chile, donde fue seleccionador y entrenador de varios equipos importantes del país. También entrenó al River Plate de Buenos Aires, entre otros. Fue un gran hombre de fútbol, pero su figura quedó ligada a aquel primer partido en la final de Copa más larga, aquel partido en el que su bravura impresionó tanto al gran poeta gaditano.