El Brexit sume a la Premier en un futuro con incertidumbres
La Premier considera un desastre las consecuencias que tendrá la salida de la Unión Europea. Se endurecerán los requisitos para el permiso de trabajo,
El pueblo británico votó y, confundido entre promesas falsas, alguna verdad y engaños malintencionados, ha decidido salir de la Unión Europea. Las consecuencias son gigantescas y la incertidumbre lo barniza todo, incluido el fútbol. No se sabe exactamente qué va a ocurrir porque el Reino Unido deberá escoger con quién se alía o si se alía con alguien, una decisión que afectará entre otras cosas la libre circulación de jugadores.
Solamente una cosa se puede afirmar con rotundidad. La Premier League entiende la salida como un desastre. Ya en enero, Karren Brady, vicepresidenta del West Ham, escribió una carta a todos los presidentes de cada uno de los clubes profesionales británicos para advertirles que “separarnos de Europa tendrá consecuencias devastadoras”. El presidente de la Liga, Richard Scudamore, habló en nombre el organismo para defender que lo mejor era mantenerse en la Unión Europea. Cualquier otra cosa “no tendría sentido”.
“La liga inglesa tiene puertas abiertas y tomar el camino contrario es incongruente”, afirmó unos días antes del referéndum. “Nadie tiene más callos que yo negociando con Bruselas para poder sacar los mejores acuerdos para nuestros intereses, pero no hay que alejarse de todo eso”.
La libertad de movimientos ha mejorado espectacularmente la calidad de la Premier, pero se comenta que los ciudadanos de la UE podrían pasar un filtro similar a los no comunitarios: la cantidad de partidos jugados con su selección en los últimos dos años. Los jugadores procedentes de los primeros diez países del Ránking FIFA deben haber jugado un 30 por ciento de partidos. La selección española está en ese grupo, con lo que sólo 6 de los 31 futbolistas de nuestro país podrían jugar en la Premier. Si es entre el 11 y el 20, el porcentaje es de 45%. Si es entre el 21-30, un 60%. O un 75% si están clasificados entre el 31 y el 50.
Si ese fuera hoy el paso previo para jugar en la Premier, Payet (West Ham), Martial (United), Kante (Leicester) y otros 97 futbolistas no habrían conseguido permiso de trabajo. Si se incluyen las primeras dos divisiones de Escocia e Inglaterra, el número supera los 400.
Pero el caso es que el Gobierno británico debe decidir si repite ese criterio con los ciudadanos de la UE o si establece un estatuto diferente y más favorable. Pero no ocurrirá de inmediato: el cálculo más moderado es que la salida no se concretará hasta el 2021. Nunca será una prioridad para el Gobierno establecer acuerdos bilaterales para futbolistas con otros países, con lo que las federaciones británicas y el Ministerio del Interior deberán debatir y marcar las nuevas reglas para los permisos de trabajo.
El jefe del sindicato de futbolistas, Gordon Taylor, cree que esa limitación de entrada de futbolistas extranjeros mejorará el producto nacional, olvidando que el precio de los jugadores británicos subirá todavía más, y ya son demasiado caros, e ignorando que no hay prueba que demuestre que competir con mejores futbolistas limite la calidad de nadie. Más bien al contrario.
El Brexit podría reducir también los ingresos de televisión si la UE pone trabas a su venta al considerar que la venta de derechos de la liga inglesa crea una competición injusta con las ligas domésticas. Por otro lado, jugadores como Bale dejarían de ser comunitarios (sería hoy el cuarto en el Madrid y solo se permiten tres). Los movimientos de jóvenes futbolistas también podría verse afectado. Chavales de 16 a 18 años pueden ser traspasados en la EU o la EEA (Área Económica Europea), pero, sin acuerdo bilaterales, ese privilegio cesa. Bellerín (o Piqué o Cesc en su día) no podría fichar por un club inglés si se impide esa posibilidad.