366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 16 DE JUNIO
Casillas cambia su suerte en un mes y un día (2002)
El final de la temporada 2001-2002 no estaba siendo feliz para Casillas. Había perdido la titularidad a favor de César, al que tanto el entrenador, Del Bosque, como el «núcleo duro» de la plantilla veían más seguro. Casillas, con veinte años entonces, se vio relegado, justamente en la temporada del Centenario del Madrid. Durante algunos meses no jugó. Además, el Madrid perdió la final de Copa, la del «Centenariazo» (véase el día 6 de marzo), y tampoco pudo hacerse con la liga aquel año tan simbólico. Fue entonces cuando Valdano dijo aquello de «Nos queda una bala, pero es de cañón». Se refería a la Champions, en la que el Madrid alcanzó la final ante el Bayer Leverkusen. César, por supuesto, era el titular. Pero con el Madrid ganando 2-1 y el Bayer Leverkusen presionando, se lesiona y pide el cambio. Le toca salir a Casillas, que aguanta el arreón final del Bayer. Hace tres paradas sensacionales en los últimos instantes y ocupa las portadas, abrazado a Zidane, el hombre del día.
Para entonces Casillas ya se había asomado a la selección, pero podría decirse que el titular era Cañizares. Sin esos minutos finales ante el Bayer Leverkusen hubiera sido difícil llamar a Casillas para el Mundial, pero ese ratito exitoso le sirvió de excusa a Camacho, el seleccionador, para llevarle. Iba, en principio, de segundo, tras Cañizares y por delante de Ricardo. Pero en la concentración, en Jerez, Cañizares tuvo un extraño percance: se le cayó un frasco de colonia, puso el pie para amortiguarlo y resultó que el frasco se rompió y el cristal le seccionó el tendón extensor del dedo gordo. Quedaba incapacitado para jugar durante un mes. Camacho llamó a Contreras como tercer portero y fue al Mundial con Casillas como titular.
En España había algunas dudas. Muy joven, un físico aún sin rematar, mucha inseguridad en las salidas, la responsabilidad de un Mundial. Coincide en el equipo con Hierro, precisamente, del que se sabe que se siente inquieto con él. España pasa la primera fase con tres victorias y nueve goles marcados, pero con cuatro encajados, lo que alimenta algo la polémica. El cruce de octavos es contra Éire, que tenía una potente selección. Hace justamente un mes y un día que Casillas había viajado a Glasgow como suplente, pensando quizá que su carrera se había detenido ahí. Pero esa tarde está prodigioso, en un partido cargado de dramatismo en el que España se vio jugando con diez por lesión de Albelda cuando ya se habían hecho los cambios. Le detuvo primero un penalti a Harte en la segunda mitad, lo que dio paso a la prórroga. Tras esta, en la tanda de penaltis, detuvo dos lanzamientos consecutivos, de Connolly y Kilbane, dando lugar a que Mendieta pudiera marcar el penalti definitivo. Durante todo el partido estuvo enorme y encajó solo un gol. Había sido el héroe del día, el salvador de España en un Mundial. Ya nadie más le discutiría el puesto, ni en el Madrid ni en la selección, donde ya ha pasado de los cien partidos y es el capitán.
Luego, en cuartos, nos cruzamos con Corea y Al-Ghandour, y nos volvimos con berrinche, como ocurría antes casi siempre. Pero al menos nos volvimos con un portero consagrado, al que con el tiempo se reconocería como el mejor del mundo.