366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 15 DE JUNIO
4.300.000 pesetas gracias a la «Fila cero» (1964)
Vicente Calderón, seguramente el mejor presidente en la historia del Atlético, llegó al cargo en la primavera de 1964, tras un bien urdido pacto de sucesión con su antecesor, Barroso. Calderón, que era consejero del Banco de Valladolid, le abría al club una nueva fuente de créditos, y de inmediato los aprovechó para reforzar al equipo, cara a la Copa, que se jugaba entonces después de la liga. Compró cuatro jugadores al Betis: Colo, Matito, Martínez y Luis (el que luego haría leyenda en el club y llevaría a España a ganar la Eurocopa en 2008) y uno al Elche, el hondureño Cardona. Con el equipo así reforzado el Atlético llegó a la final de Copa, aunque la perdería ante el Zaragoza.
Martínez era un medio defensivo llamativo por su estatura, porque era pelirrojo y por la serenidad de su juego. Había nacido en Barcelona y había llevado una carrera en progresión, pasando por el Granollers, el Condal, el Sabadell y el San Fernando, hasta llegar al Betis. Una buena adquisición. Tras las vacaciones, el Atlético contrató una larga gira por América, que incluía partidos en Buenos Aires, Montevideo, Asunción, La Paz, Quito, Guayaquil y Caracas. El segundo partido, el de Montevideo, ante el Peñarol, ya no lo puede jugar. Ese día se siente bruscamente mal. Comparte la habitación 818 del hotel Columbia Palace con Colo, uno de los que le han acompañado del Betis al Atlético. Este avisa, y el doctor Garaizábal, que viajaba con la expedición, le traslada de inmediato al hospital Británico, donde se le diagnostica una mesencefalitis. Cae en coma. El equipo tiene que seguir su gira y él es trasladado en coma a Madrid, donde llega el 2 de agosto para ser internado en la clínica de la Concepción.
Ya no saldrá hasta el 28 de septiembre de 1972, cuando fallezca sin haber recobrado la conciencia. El caso fue seguido con máxima atención al principio, cuando su joven esposa, llamada Conchita, aparecía una y otra vez en los noticiarios a la cabecera de la cama, en ocasiones junto a su niño, muy pequeño, al que el padre no llegó a conocer, pues no había nacido aún cuando cayó en coma. El club nunca abandonó al jugador y apoyó constantemente a su esposa. Poco a poco el caso fue perdiendo el primer plano en la atención pública, pero recuperó las primeras páginas a los tres años, cuando a fin de ayudar a la familia, tanto económica como moralmente, la directiva del club organizó un homenaje, un partido a disputar entre el Atlético de Madrid y un combinado nacional, en el que figuraron jugadores de todos los equipos de Primera. Se fijó para el 14 de junio de 1967 y se creó una entrada llamada de «Fila cero», que se compraba sin intención de acudir al partido, sino por el mero deseo de contribuir. Al hijo de Martínez se le entregó el carné de socio con el número 50 000. El combinado nacional, que preparó Balmanya, se presentó con: Iribar (Ñito); Benítez, Tonono, Reija; Llompart (Torrent), Violeta; Oliveros, Santos (Ramírez), Ansola (Vavá), Pellicer y Gento. Ganó este combinado por 0-2, goles ambos de Vavá, un ágil delantero del Elche. El partido se televisó y RTVE hizo su contribución económica a la causa. La taquilla fue de 1 200 000 pesetas, un éxito. Pero la sorpresa llegó el día siguiente al partido, cuando se supo que la «Fila cero» había recaudado 3 100 000 pesetas, una enormidad. El caso Martínez había desatado la solidaridad de la afición de toda España.