“Gente como Di Stéfano, Pirri o Raúl son el Real Madrid”
Vio al primer gran equipo de las cinco Copas de Europa. Luego quedó fascinado con el Madrid Ye-yé y ahora disfruta de los nuevos tiempos...
—Viendo su once ideal se aprecia su afecto por el primer gran Madrid…
—Hombre, el que forjó la leyenda. Mis primeros recuerdos son, además, en blanco y negro.
—¿Sí?
—Luego yo idolatré mucho a Pirri. Lo veía por televisión, a finales de los años 60. Siendo un niño, me parecía un superhombre. Él era el Madrid en sí mismo. Era el escudo, como antes lo fue Di Stéfano o luego Raúl.
—¿Fue Pirri su gran héroe?
—Aquel tipo tan grande, que corría con los puños cerrados, sin cesar. Pirri era la pera. Veía en él mucho coraje, ansia de ganar, responsabilidad... Y era buenísimo además de dejarse la piel en el campo, ¿eh?
—¿Y antes de él a quien admiró más?
—Fue mi abuelo quien empezó a llevarme al Bernabéu cuando yo tenía cinco o seis años. Él era un gran madridista, como mi padre…
—¿Qué recuerdos tiene de aquello?
—Mi abuelo también era naviero. Vivíamos en Valencia. Era además el presidente del Sindicato Vertical, que estaba en aquel momento en Juan Bravo. Él representaba allí a los armadores, y yo le acompañé mucho en sus viajes a la capital. Nos íbamos el domingo, para ver el fútbol, y luego el lunes él iba a la reunión.
—¿Cómo eran aquellos viajes?
—¡Eternos! Íbamos en coche, cinco o seis horas para ir y otras tantas para volver. A mí la ida se me pasaba volando con la idea de ver al Madrid, pero la vuelta…
—¿De qué hablaban en el coche?
—De fútbol, mucho. Bueno, yo, en realidad, con lo chiquitín que era, escuchaba más que hablaba. El chófer de mi abuelo también era muy futbolero, y muy del Madrid. Mi abuelo estaba fascinado con Puskas. Hablaba maravillas de él. Decía que cuando chutaba las metía hasta de espaldas, hasta dormido decía que las metía. Y mi padre era mucho más de Di Stéfano.
—¿Y usted, aun siendo tan joven, a quién veía mejor?
—A mí me encantaba el ambiente que se respiraba en el Bernabéu, ver a aquellos ídolos que hacían historia.
—¿Le ha sido muy difícil confeccionar el once?
—Es que hay muchos jugadores… Hacer un once ideal de las once Copas de Europa es dificilísimo. Habría que hacer un 18 o un 22 ideal para que entraran los mejores. Es misión casi imposible. Se me han quedado fuera muchos: Figo, Redondo, Amancio, Mijatovic, con lo que nos dio… Hay muchos.
—Claro.
—Y confieso que he dudado mucho si poner a Puskas o a mi Gordito, Ronaldo Nazario, que era un bestia, maravilloso. Pero bueno, lo pondré en el banquillo, como primer cambio.
—Era un fenómeno.
—Y Amancio era otro grandísimo jugador que deslumbraba en Europa. Y Velázquez, otro jugón…
—¿Quién no podría faltar en su once ideal?
—Para mí, Raúl es otra cosa. Como Pirri. Es el Madrid. Hay otros maravillosos, como Figo y otros tantos… Pero el Madrid es Di Stéfano, Gento, Pirri, Raúl…
—¿Quién es el Madrid ahora?
—Ramos, y Casillas, le pese a quien le pese. Aún me duele lo que se ha hecho con ese chaval.
—¿Y Cristiano?
—Pieza clave. Sus números están ahí. Ha sostenido al Madrid en los últimos tiempos con sus goles. Pero aun siendo maravilloso, fantástico y un crack, yo no miro a otro lado al reconocer el papel de Ramos como capitán de este Madrid tras la marcha de Casillas. Porque eso es fundamental en un equipo.
—¿Le da más valor a las Copas de Europa de antes o a las de ahora?
—¡A todas en su conjunto! Por supuesto. A ver quién tiene once en sus vitrinas o quién llegará a tenerlas en la historia. Esa es la historia del Madrid. La primera y la última tienen el mismo valor. Y el conjunto de ellas, ni le cuento…