Plasil, Cech y Rosicky reviven el espíritu de la mejor Chequia
Son los únicos supervivientes de la selección que cerró la década dorada con las semifinales alcanzadas en la Eurocopa de Portugal 2004.
Jaroslav Plasil, Petr Cech y Tomás Rosicky suman juntos 103 años. El primero y el segundo tienen 34 y, el tercero, 35. Su veteranía es sinónimo de experiencia en una selección, la de República Checa, que en esta Eurocopa, de momento, vive del pasado. Y, precisamente, los tres son los únicos supervivientes de sus últimos días brillantes.
Desde 2004, cuando acabaron en la tercera posición de la Eurocopa de Portugal —donde cerraron una década dorada, con la final de la Eurocopa alcanzada en Inglaterra 1996 como mayor éxito—, la República Checa no ha conseguido dar la nota en ninguna gran competición. En la Eurocopa de Suiza y Austria 2008 no pasaron de la primera ronda, mientras que en Polonia y Ucrania 2012, los cuartos de final marcaron el límite.
Tampoco fueron mejor las cosas en los Mundiales. En Alemania 2006, la fase de grupos fue demasiado para los checos y en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, ni se clasificaron. Por eso, el recuerdo de Portugal 2004 todavía está en la retina.
Aquella selección consiguió ilusionar a todo un país, que se quedó a las puertas de la final por una eliminación sorprendente en semifinales ante Grecia, que después ganaría la Eurocopa. Un gol de plata de Traianos Dellas acabó con una generación en la que despuntaban Pavel Nedved, Karel Poborsky, Jan Koller, Milan Baros y los tres protagonistas de esta historia.
Rosicky, Cech y Plasil tenían 23 años el primero por los 22 del segundo y el tercero. Eran prácticamente unos chavales y su situación individual era, en algún caso, diferente a la actual. Sobre todo para Rosicky, que en aquella Eurocopa participó en cuatro de los cinco partidos que disputó la República Checa.
El jugador del Arsenal, que no seguirá en el club inglés la próxima temporada, jugó el curso 2003-2004 en el Borussia Dortmund alemán. Allí sumó 2.100 minutos en todas las competiciones repartidos en 27 encuentros en los que marcó 3 goles.
Ahora, su situación es mucho peor. La Eurocopa de Francia incluso puede servirle como escaparate. Será su última oportunidad para agarrar un buen contrato y seguro que Rosicky hará todo lo posible para que su selección llegue lejos. Y todo, por culpa de una temporada aciaga para él.
La mitad de ella se la perdió por una lesión grave en una rodilla. Cuando volvió en enero en un partido de la FA Cup ante el Burnley, sufrió una rotura muscular. Al final, solo jugó 4 partidos más, pero con el Arsenal Sub-21. Incluso fue homenajeado por sus compañeros tras un partido ante el Aston Villa. Esta Eurocopa suena a despedida para Rosicky, por lo menos de su selección.
En diferente situación se encuentra Jaroslav Plasil. Aunque en la Eurocopa de Portugal fue prácticamente un convidado de piedra (solo jugó 70 minutos ante Alemania), ahora puede ser una pieza clave en el centro del campo. Pese a que no tiene la titularidad asegurada, mantiene el nivel respecto al de hace 12 años.
Entonces no jugaba en el Girondins de Burdeos. Lo hacia en el Mónaco, donde sumó 2.247 minutos en 46 partidos en los que marcó 4 goles. Este año, tiene más minutos (2.756), menos partidos (36) y las mismas dianas. Plasil mantiene su buena forma pese a la edad. Es incansable.
Pero de los tres supervivientes, es Petr Cech el que jamás ha bajado el ritmo. El portero del Arsenal, que en la campaña 2003-2004 estaba en el Rennes francés, fue pieza indispensable de aquella República Checa exitosa y volverá a serlo en su selección 12 años después.
Cech ha seguido contando con la confianza de Arsene Wenger en el Arsenal. Los años no pasan por él y con 34 ha sumado muchos más minutos que con 22. En total, este año ha llegado a la cifra de 3.780 en 42 partidos por los 2.909 en 33. La marca Cech sigue al alza y su seleccionador, Pavel Prva, la seguirá usando como un cerrojo bajo los palos.
España en su estreno se verá las caras con un equipo que vive del pasado con tres nombres que lo representan. Rosicky, Cech y Plasil siguen incombustibles para mantener viva la llama de la gran República Checa, que siempre está lista para sacar una nueva hornada de buenos jugadores para dar la sorpresa. En Francia, esperan conseguirlo.