'Efecto Zidane': las 7 decisiones que han valido la Undécima
Zidane ha pasado en cinco meses de entrenar en Segunda B a reinar en Europa como técnico de un Madrid que cogió desnortado y le enderezó a golpe de optimismo.
Nada como esta Undécima demuestra que el fútbol es un estado de ánimo. Y en el caso del Madrid, ese estado de ánimo coincide con el que le ha inoculado Zinedine Zidane. El pasado 4 de enero, el francés cogió los mandos de un equipo desnortado y con el ceño fruncido. Rafa Benítez nunca conectó con la plantilla, a la que atosigaba con una batería de órdenes que confundía y enervaba a los jugadores. Eso acabó por eyectarle del banquillo y precipitar la llegada de Zidane, que entonces dirigía al Castilla en Segunda B. La conexión del marsellés con el equipo fue inmediata y en cinco meses resucitó al Madrid. En Liga le recortó 11 puntos al Barça gracias al récord de 12 victorias seguidas y tuvo al equipo en condiciones de ganar el campeonato en la última jornada. Y en Champions le ha llevado a conquistar la Undécima. Es el ‘efecto Zidane’. Y ha sido posible gracias a varias decisiones del francés, que ha elevado su leyenda…
1. Cercanía y afinidad con la plantilla.
Fue el primer síntoma de lo que se denominó el ‘efecto Zidane’. La primera consecuencia de la salida de Benítez y del aterrizaje del francés fue la liberación de la plantilla y un contagio de optimismo que se percibió desde el primer entrenamiento, donde la tensión dejó paso a la sonrisa, a la admiración y al entusiasmo por agradar al astro. Su llegada devolvió al vestuario el clima afable que instaló Ancelotti, de quien el francés fue ayudante en el año de la Décima. Zizou hizo pública su receta para empezar la descontaminación: “Hay que estar cerca de los jugadores, tener buena relación con ellos”. Y estos ahora ‘matan’ por su entrenador. “Se merece esta Champions”, repetían en la zona mixta de San Siro. Y en las celebraciones de la Undécima el discurso fue unánime: "Con él llegó el cambio". El efecto apaciguador también le funcionó con el Bernabéu. Su presencia ilusionó a una grada que antes de su llegada cantaba “¡Florentino, dimisión!”.
2. Mensaje sencillo.
Zidane es enemigo de las charlas saturadas de datos y estadísticas. Como exjugador que es, sabe que los futbolistas de nivel no quieren lecciones largas. Zizou ha querido 'limpiar' la mente de sus jugadores tras el periodo Benítez y su mensaje es claro: "Cortita y al pie". Una forma de dirigir que gusta mucho a la plantilla porque no le llegan mensajes contradictorios. Un discurso sencillo que también mostró a la prensa en su primera comparecencia al hablar de sus objetivos: “Mi concepto es jugar desde atrás, rápido y tener la posesión. La idea es clara: jugar con la BBC”.
3. Reforzar el físico de la plantiila.
La gran preocupación de Zidane nada más aterrizar en el banquillo del primer equipo fue el estado físico de los jugadores. “No estoy preocupado por la calidad de la plantilla. En eso estoy tranquilo. Pero hay que mejorar en lo físico”, repetía Zidane en sus primeras conferencias de prensa. En las tres primeras semanas organizó una mini-pretemporada. Con Bernardo Requena y Hamidou Msaidie a los mandos del apartado físico, se hizo un trabajo que incidió, sobre todo, en la velocidad de reacción y en la potencia en los primeros metros. Un trabajo que en el tramo final de la temporada dio sus frutos. También hizo lo propio en los 15 días de preparación de la final de Milán. La primera semana incidió mucho en recuperar ese físico para “jugarle al Atlético con fuerza”. En la segunda, rebajó la intensidad. Al final, como el Atlético, los blancos acabaron rotos por la fatiga, devastados.
4. Casemiro, punto de equilibrio.
Zidane sufrió un flechazo con el brasileño. Eso sí, no fue a primera vista. En sus primeras ocho jornadas como técnico, Casemiro apenas tuvo 21 minutos de juego. Pero llegó el 0-1 en el derbi y el aviso de Zizou. “Hay que meter más la pierna”. Casemiro captó el mensaje y fue la novedad al partido siguiente (ante el Levante). Desde que el francés apostó por él se convirtió en un pilar. Le da equilibrio en una zona habitualmente descuidada por la renuencia de los de arriba a bajar y libera a Kroos y Modric. En la final estuvo imperial, ocupando toda la zona ancha e incluso subiendo al ataque. “Es un monstruo”, se deshacen en elogios hacia él sus compañeros.
5. Dar cariño a Bale.
Sin duda, Bale fue el jugador al que más le afectó la salida de Benítez. El club quería ponderar su figura por encima de la de Cristiano y el ahora técnico del Newcastle le puso a jugar donde el galés quería: en la mediapunta. El despido de Benítez no gustó a Bale, algo que comprendió Zidane: “Entiendo que Bale pueda estar molesto con la salida de Benítez, pero voy a tener el mismo cariño con él”. El francés ha cumplido su palabra y Bale ha firmado su mejor temporada de blanco. Marcó ante el City (con ayuda de Fernando) el gol que catapultó al Madrid a la final de Milán y frente al Atlético se desfondó en ataque y en defensa, llegando a bajar varias veces a su área a robar balones. Acabó la final con calambres en el gemelo, peor definitivamente Bale ha dado un paso al frente.
6. Fiel a su 4-3-3.
Nada más verse como técnico del Madrid, Zidane lanzó un mensaje: “Jugaré un 4-3-3 y con la BBC”. Y se ha mantenido fiel a ese esquema hasta el final de la temporada. Zizou ni siquiera ha dudado cuando ha tenido las bajas de Cristiano, Benzema y Bale (la principal razón para el 4-3-3) en diferentes tramos del año. Sin el portugués y/o el galés, turno para Lucas Vázquez. De faltar Benzema, Jesé o Borja Mayoral han sido el reemplazo. Su medio ideal ha acabado por ser el formado por Casemiro-Kroos-Modric. A Zidane no le ha temblado el pulso en sentar a James (80 millones de euros y ni un minuto en la final de Milán) y a Isco (30). Ahora, debido a la seguridad del tridente titular, la presencia en el once de ambos es más un problema de encaje que de actitud (será una de sus patatas calientes este verano). Y bajo palos, uno de los pilares de la Undécima: Keylor Navas. El tico ha acabado imbatido en casa en esta Champions, sólo ha recibido los dos tantos de Wolfsburgo. En la final no tuvo tanto trabajo como en otros encuentros (poco pudo hacer en el gol), pero el que tuvo lo cumplimentó con la seguridad que acostumbra.
7. Carvajal, su ‘2’.
A diferencia de Benítez, que consideró a Danilo titular por esos 31,5 millones que costó, Zidane se terminó por decantar por Carvajal para los días grandes. Contribuyó a ello también que el brasileño acabase ‘señalado’ en Wolfsburgo (el Madrid perdió 2-0). El internacional español jugó el partido clave en la remontada en la Liga, el 1-2 del Camp Nou donde anuló a Neymar. En Milán volvió a ser titular, pero tuvo que retirarse en el minuto 51 y entre lágrimas con una lesión muscular.